"Estas elecciones no pueden reconocerse, porque suponen el reconocimiento de la intrusión de Rusia aquí, la subordinación de Georgia a Rusia", declaró la presidenta de Georgia, Salomé Zourabichvili. "Nadie puede arrebatar a Georgia su futuro europeo", añadió.
La presidenta de Georgia declaró el domingo que no reconocía los resultados de la votación parlamentaria de este fin de semana, en la que según las autoridades electorales ganó el partido gobernante, y añadió que el país había sido víctima de una "operación especial rusa" destinada a desviarlo del camino hacia Europa.
Junto a los líderes de la oposición, la presidenta Salome Zourabichvili instó a los georgianos a concentrarse el lunes por la noche en Tblisi para protestar por lo que calificó de "falsificación, robo total de vuestros votos".
La noticia plantea la perspectiva de una mayor agitación política en la nación del Cáucaso Sur. "Estas elecciones no pueden ser reconocidas, porque suponen el reconocimiento de la intrusión de Rusia aquí, la subordinación de Georgia a Rusia", declaró Zourabichvili.
La Comisión Electoral Central de Georgia afirmó el domingo que el partido gobernante Sueño Georgiano obtuvo el 54,8% de los votos del sábado, con casi el 100% de las papeletas escrutadas.
Muchos georgianos consideraron la votación del sábado como un referéndum sobre la oportunidad de ingresar en la UE, ya que Bruselas había suspendido indefinidamente el proceso de adhesión de Georgia a causa de una "ley de influencia extranjera" de estilo ruso aprobada en junio.
¿Qué es la 'ley rusa'?
Se trata de una controvertida medida que endurece los controles y aumenta las multas a las organizaciones que reciben fondos del extranjero. Desde su aprobación, cualquier empresa (incluidos los medios de comunicación y las ONG) deben registrarse como "defensores de los intereses de una potencia extranjera" si recibe más del 20% de sus fondos del exterior.
La oposición ha definido este proyecto de ley como la 'ley rusa', por los paralelismos con el uso que hace Moscú de medidas similares para reprimir a los medios de comunicación independientes y a los activistas.
La campaña electoral estuvo dominada por la política exterior y marcada por una encarnizada lucha por los votos y acusaciones de campaña de desprestigio. Los observadores electorales europeos afirmaron que las elecciones se desarrollaron en un ambiente "divisivo" marcado por la intimidación y los casos de compra de votos, doble voto y violencia física.