Con una mezcla única de herencia de la Ruta de la Seda y una cultura gastronómica que brota de su singular geografía —que abarca 9 de las 11 zonas climáticas del mundo— Azerbaiyán ofrece una forma fresca y auténtica de descubrir los sabores del Cáucaso meridional.
La ruta Slow Food Travel del Gran Cáucaso traza un viaje inolvidable por el corazón gastronómico del país, serpenteando a través de los fértiles paisajes del norte de Azerbaiyán. Cada parada de la ruta desvela un tesoro de tradiciones culinarias, comenzando en la histórica ciudad de Shamakhi y recorriendo pintorescas carreteras montañosas a través de Ismailli, Gabala y Shakí, hasta Gaj.
Además de poner de relieve el patrimonio culinario, la ruta también destaca granjas y restaurantes que ofrecen un equilibrio entre responsabilidad medioambiental e inmersión cultural.
La filosofía ‘slow food’
La iniciativa Slow Food Travel del Gran Cáucaso lleva desde 2021 fomentando la valoración de la comida y el patrimonio de la región.
La filosofía del ‘slow food’ es sencilla: celebrar los productos locales de temporada y preservar el patrimonio gastronómico. La duración de la estancia depende de cada uno, por supuesto. El único secreto son los alimentos cultivados y comprados en el lugar, preparados con esmero y degustados con aprecio.
Por suerte, en Azerbaiyán no pasarás hambre. La ruta incluye 80 variedades locales de productos y especialidades, junto con 60 colaboradores locales que ofrecen una amplia gama de servicios, desde experiencias gastronómicas hasta alojamiento.
Dulces tradiciones en Shamaji
No hay forma más sencilla de comenzar nuestro recorrido ‘slow food’ por Azerbaiyán que con una degustación de la variada cocina local de Shamaji, que aprovecha las proezas agrícolas de la región en cuanto a carnes, lácteos y productos frescos.
Además de producir una amplia gama de productos lácteos y kebabs, la hospitalidad en Shamaji va más allá y sirve muchos tipos de plov (pilaf), kebabs y shor (pasteles en capas), junto con dulces como el ter halva (confitura de rosas) y el sujuk (caramelo tradicional), que suele servirse en las mesas de imsak e iftar durante el Ramadán.
Degusta un gran abanico de platos en los cafés y restaurantes de carretera de Shamaki, incluidas especialidades con sabores autóctonos como el chighirtma (pollo), sabzi (hierbas) y shuyut (eneldo) y plov. Este último, preparado con carne de cordero, judías, arroz, hinojo seco y mantequilla, se considera un plato para las festividades.
En Shamaji también se cultivan una serie de variedades de vino interesantes y exclusivas, como la granada y la uva rosada. Para degustar la uva local Madrasa, visita uno de los viñedos del pueblo de Meysari de camino a Ismailli, y descubre la larga tradición vitivinícola de la zona. Otra forma de apreciar el movimiento slow wine de Azerbaiyán es alojarse en el Chateau Monolit, cerca de la bodega Chabiant.
Cosecha de Ata-Baba en Gabala
La siguiente parada es Gabala, una ciudad con 2.000 años de patrimonio y una cálida bienvenida con té tradicional y richal, una especialidad dulce hecha de manzanas, peras, nueces, pasas y melaza picadas. Aunque la zona es conocida por los deportes de invierno, fuera de esa temporada se puede disfrutar de festivales de música clásica y caminatas por los pintorescos valles de los avellanares Ata-Baba.
Alójate en un balneario en el pueblo de Vendam, conocido por su hospitalidad y su herencia culinaria familiar. Desde allí, aventúrate a explorar mercados auténticos y disfrutar de una amplia variedad de platos locales.
A unos veinte kilómetros al oeste de Gabala, en el pueblo de Nij, la población udí se dedica al cultivo de avellanas, vino y vodka. Realiza un recorrido guiado por las iglesias históricas y los avellanares del pueblo, y participa en talleres de cocina para aprender a preparar gutab de nuez, dolma de nuez y dulces tradicionales. Si lo prefieres, cena en el restaurante The Udi para que te lo preparen todo al momento.
Una clase magistral de Sheki Halva
Adéntrate en el centro histórico de Shaki a través del Caravasar inferior. Aquí encontrarás casas de mercaderes tradicionales, un molino del siglo XIX y diversos museos y lugares emblemáticos que son testigos de la larga historia comercial de la ciudad. Este comercio sigue vivo en el bazar de Teze, donde los puestos rebosan de productos frescos, especialidades tradicionales y artesanía.
Degusta todo tipo de dulces y pasteles azerbaiyanos en Shaki, como badambura, pakhlava, bamiya y, por supuesto, Sheki halva, un postre tradicional que se deshace en la boca. Los viajeros más golosos también pueden asistir a una clase magistral de halva en Yahya Halva, una de las pastelerías familiares más antiguas de Shaki.
Saliendo de los caminos trillados, los viajeros de ‘slow food’ descubrirán variantes rurales de los platos de Shaki en el bonito pueblo de Kiş, donde las ruinas de la iglesia cuentan historias de la Edad del Bronce. Otra alternativa es el biohuerto de Shaki, un lugar tranquilo, una granja innovadora y respetuosa con la naturaleza que ofrece excursiones para recolectar fruta y un restaurante especializado en trucha fresca de río.
Preservar los tesoros culinarios de Gaj
Una última parada en Gaj ofrece pintorescos retiros repletos de senderismo, hamams y sitios históricos, todo ello enmarcado por la impresionante naturaleza de la Reserva Natural Estatal de Ilisu.
Además de recorrer el antiguo centro de Icheribazar, una visita a los pueblos de montaña de los alrededores te acercará al patrimonio gastronómico de Gaj, en particular el exclusivo tomate Marsan y la miel de las montañas del Cáucaso.
Cerca de Gaj se encuentra uno de los pueblos más remotos de Azerbaiyán. Quienes consigan llegar a la aldea de Saribash recibirán una cálida bienvenida con té y mermelada local. Se dice que Saribash ofrece lo mejor de la región, en estrecha competencia con los restaurantes del pueblo de Ilusu.
A los amantes de la miel les encantará hacer una dulce parada final en la aldea de Lekit, donde numerosas granjas de miel continúan la tradición milenaria de la apicultura. Una de ellas es la casa familiar Api Delta, donde se ofrecen talleres de apicultura, alojamiento y una cálida bienvenida.
Más allá del itinerario
La lista de las experiencias ‘slow food’ de Azerbaiyán es interminable, desde el ajo picante al yogur de búfala con un toque ácido. Dondequiera que te detengas, no dejes de saborear la calidez de la hospitalidad azerbaiyana, la belleza de sus paisajes y el regalo de su rico patrimonio gastronómico: la esencia misma de la filosofía ‘slow food’.
La ruta Slow food Travel del Gran Cáucaso
Esta ambiciosa iniciativa, financiada por el proyecto COVCHEG de la Unión Europea, tiene como objetivo desarrollar las comunidades locales y proteger la naturaleza de la región.
Al recorrer la ruta Slow food Travel del Gran Cáucaso, podrás entablar o con las comunidades locales y contribuir al impulso de la economía regional, mientras disfrutas de la gastronomía tradicional "de la granja a la mesa" en un entorno de paisajes naturales impresionantes.
Consulta el mapa de ‘slow food’ del Gran Cáucaso para planificar tu aventura culinaria en Azerbaiyán.