Cinco meses después de su ofensiva de choque contra Rusia, las tropas ucranianas están ensangrentadas y desmoralizadas en la batalla perdida por la región rusa de Kursk.
En medio de una guerra que ha redefinido las fronteras de Europa Oriental, la región de Kursk se ha convertido en el epicentro de una crisis militar que pone de manifiesto las crecientes dificultades que enfrenta Ucrania en su conflicto con Rusia. La situación actual revela una realidad compleja donde las batallas son tan intensas que algunos mandos ucranianos no pueden ni siquiera evacuar a sus muertos, según revelaron varios soldados y comandantes a The Associated Press.
Lo que comenzó como una operación audaz se ha transformado en un desafío estratégico de proporciones imprevistas. Un comandante de compañía, reuniendo a sus tropas al inicio de la operación, pronunció palabras que ahora resuenan con cierta ironía: "Estamos haciendo historia; todo el mundo sabrá de nosotros porque esto no se había hecho desde la Segunda Guerra Mundial". Sin embargo, el mismo oficial confesaría más tarde en privado sus dudas sobre la operación: "Parecía una locura. No entendía por qué".
La respuesta rusa ha sido contundente y metódicamente ejecutada. Desde que se vio sorprendida por la incursión relámpago ucraniana, Rusia ha acumulado más de 50.000 soldados en la región, incluyendo contingentes de Corea del Norte. Esta concentración de fuerzas ha resultado en pérdidas territoriales significativas para Ucrania, que ha visto cómo se desvanece más del 40% de los 984 kilómetros cuadrados que había conquistado inicialmente en agosto.
La situación en el terreno es particularmente grave, como lo ilustra la cruda realidad compartida por un comandante de pelotón: "Los que aguantan hasta el final acaban desaparecidos en combate". Este mismo oficial reveló un dato escalofriante al mencionar que "al menos 20 soldados ucranianos cuyos cuerpos han sido abandonados en los últimos cuatro meses porque las batallas eran demasiado intensas para evacuarlos sin más bajas".
Los problemas de comunicación y coordinación han exacerbado las dificultades en el campo de batalla. Como explicó otro comandante: "No entienden dónde está nuestro bando, dónde está el enemigo, qué está bajo nuestro control y qué no. No entienden la situación operativa, así que actuamos a nuestra discreción". Esta desconexión entre las órdenes del alto mando y la realidad del terreno ha tenido consecuencias fatales para las tropas ucranianas.
La incorporación de tropas norcoreanas al conflicto ha añadido una nueva dimensión a la batalla. Como señaló el presidente Zelenski, "3.000 soldados norcoreanos han muerto o resultado heridos". Inicialmente, estas tropas fueron consideradas objetivos fáciles debido a su falta de experiencia en combate moderno, pero los informes del frente sugieren una rápida adaptación de estas fuerzas a las condiciones del campo de batalla.
La decisión de mantener la presencia en Kursk ha generado un intenso debate estratégico. Como señaló Stepan Lutsiv, comandante de la 95ª Brigada de Asalto Aerotransportada: "Hemos, como se suele decir, golpeado un avispero. Hemos agitado otro punto caliente". Esta evaluación refleja la preocupación creciente sobre el impacto más amplio de esta operación en toda la línea del frente.
La justificación inicial de la operación, según el jefe del Ejército, Oleksandr Syrskyi, fue preventiva, basada en la inteligencia que sugería un inminente ataque ruso contra el noreste de Ucrania. Sin embargo, la realidad actual plantea serias dudas sobre la sostenibilidad de esta estrategia. Como expresó con amargura un comandante de pelotón: "Todo lo que los militares pueden pensar ahora es que Dombás simplemente se ha vendido. ¿A qué precio?"
Un comandante de una unidad de aviones no tripulados resumió el dilema actual con palabras que capturan la gravedad de la situación: "No hay otra opción. Lucharemos aquí porque si nos retiramos a nuestras fronteras, no se detendrán; seguirán avanzando". Esta declaración refleja tanto la determinación como la desesperación de las fuerzas ucranianas que luchan por mantener sus posiciones en Kursk.