Más de 4.000 inmigrantes han sido deportados de Estados Unidos en lo que va de año. Trump ha endurecido la política migratoria del país con expulsiones en masa. Varias personas se han movilizado para prestar ayuda humanitaria a los indocumentados en los pasos fronterizos.
Fue una de sus grandes promesas en campaña y la ha cumplido. Donald Trump tardó menos de 24 horas en aprobar las primeras deportaciones de inmigrantes. Han pasado dos semanas desde que regresó a la Casa Blanca y, en este tiempo, 11.000 mexicanos han sido deportados.
Trump ha querido dejar claro que su istración está en contra de la inmigración irregular, para favorecer a los que acceden legalmente en el país. Lo cierto es que los diferentes Gobiernos americanos, tanto republicanos como demócratas, llevan años tratando de normalizar la situación, pues el número de personas que viven de forma irregular en Estados Unidos es alto: 11 millones según la American Community Survey.
¿Qué presidente de Estados Unidos ha llevado a cabo más deportaciones?
El expresidente demócrata expulsó a casi 3 millones de migrantes, George W. Bush a 2 millones. La cifra se reduce todavía más con Trump, que expulsó a 1,19 millones de migrantes en sus cuatro años como presidente.
Al drama que viven los expulsados se suma el caos fronterizo. México ha desplegado 10.000 soldados en esa zona. Estados Unidos también ha enviado al Ejército. El muro se ha reforzado con más alambre de espino. Miles de inmigrantes que esperaban acceder al país de la libertad están ahora en un limbo legal sin una solución aparente.
"Ellos no saben qué hacer porque no tienen un documento migratorio, porque no tienen dinero, no tienen trabajo, no conocen la zona", nos dice Gladys Cañas, presidenta de la Asociación Ayúdanos a Triunfar que da asistencia humanitaria a los inmigrantes en la frontera de Tamaulipas, México, con Estados Unidos.
Ni siquiera esa situación desesperante quita esperanza a las miles de personas que se agolpan al otro lado del muro con el sueño de acceder a Estados Unidos. "¡No os juguéis la vida!", le dice Gladys a un grupo que planeaba cruzar a nado el río Bravo que separa ambos países. Desde 2017, al menos 1.107 migrantes se han ahogado en este punto.
"Su frustración va en aumento"
"Su tristeza, su desesperación, su frustración va en aumento", nos dice Gladys, testigo cada día del dolor de estas personas que ya no saben ni qué hacer. Lo único que tienen claro es que necesitan mejorar su futuro, algo que no pueden lograr en sus países de origen.
Con la voz cansada y brillo en los ojos, un joven inmigrante anónimo asegura en la frontera que quiere "luchar hasta que se pueda, hasta que se abra otra puerta u otra ventana para trabajar aquí". No es el único que se niega a abandonar su idea de entrar en la nación: "me gustaría trabajar aquí, vivir aquí... poder llegar a comprar una casa", dice otro.
Pero sus sueños optimistas contrastan con duras escenas de desilusión. Todos los días se oyen gritos desesperados, gente llorando... "La situación en la que se encuentran en esta frontera de Matamoros, Tamaulipas, es de lágrimas... Realmente no tienen un plan B", nos explica Gladys.
Ahora ella dedica su vida a ayudar a estas personas y organiza repartos de insumos y asistencia humanitaria. "Les llevamos comida, agua, artículos de aseo personal, colchas y todo lo que pudiera servir para que ellos estén de manera digna en ambos puentes internacionales".
La historia de Gladys es solo un ejemplo de los muchos casos que se están produciendo de solidaridad. Son numerosas las ONG y las asociaciones que ayudan estos días a los migrantes que parece, no tendrán un buen futuro al otro lado de la frontera.