Lethocerus patruelis mide varios centímetros de longitud, puede llegar a morder a humanos y llegó hasta las costas chipriotas a principios de esta década, pese a estar más extendida en torno al Adriático. ¿Podría extenderse hasta otras latitudes?
Tras las primeras lluvias primaverales y con el ascenso de las temperaturas en mayo, varios científicos sudeuropeos monitorizan el posible auge de Lethocerus patruelis, la conocida como chinche de agua gigante. Se trata de la única especie de esta familia presente en Europa, la cual se concentra principalmente en las regiones en torno al mar Adriático como la costa este de Italia o los Balcanes occidentales.
Sin embargo, varias informaciones apuntan a que Lethocerus patruelis podría estar expandiéndose por el resto del sur de Europa. La agencia científica sin ánimo de lucro Eurekalert publicó hace cinco años un artículo científico sobre su auge en la isla chipriota.
del Gobierno insular, en colaboración con varias asociaciones científicas, recopilaron información y especímenes de un número cada vez mayor de registros de este artrópodo en la costa este de la isla, a finales de la primavera y el verano de 2020 y 2021. Y hace dos años, la chinche acuática gigante fue observada por primera vez en la región de Campania, en el sudoeste de Italia, lo que consolida su presencia en el mar Mediterráneo y sugiere que su expansión continúa en aumento.
La especie, conocida por habitar aguas dulces (preferiblemente sin corrientes), no se había registrado antes en la isla, aunque se conocen poblaciones establecidas en países mediterráneos adyacentes como Grecia, Turquía e Israel. Su voracidad es tan extrema que sus ejemplares de mayor tamaño pueden llegar a matar tortugas, aves pequeñas e incluso serpientes acuáticas. Una vez inmovilizan a sus presas, les inyectan una toxina que las deja completamente indefensas.
Los de la familia Belastomatidae pueden ocasionalmente picar a los humanos si se les molesta. Su picadura, si bien no es mortal, puede llegar a ser particularmente dolorosa. Según diversos estudios, el cambio climático -que afecta de forma especialmente acuciante al Mediterráneo- estaría ayudando a su expansión. Esta enorme chinche, una especie invasora fuera del ámbito adriático, puede alterar la biodiversidad local en medios acuáticos como humedales y lagos, donde este insecto compite con sus homólogos autóctonos por los recursos naturales.
Sin embargo, pese a que varios medios lusos e hispanos han compartido en los últimos días informaciones sobre este feroz animalito, no hay pruebas de que hayan llegado a la Península Ibérica por el momento, ni a otros países europeos ajenos a Italia, los Balcanes, Grecia o Chipre.