Tras el vertido de casi 500 metros cúbicos de petróleo procedentes de una antigua tubería, la población de la ciudad húngara de Gárdony exige indemnizaciones y responsabilidades a la petrolera nacional.
En las afueras de Gárdony, una ciudad del centro de Hungría, las pequeñas casas están ocupadas por trabajadores agrícolas y personas que se desplazan al trabajo. Robert Dudás, de 28 años, y su pareja, que trabajan en la cercana ciudad de Alba Regia (Székesfehérvár), se mudaron aquí en febrero, les atrajo el ambiente limpio y tranquilo. Pocos meses después, un vertido de petróleo cambió su barrio.
El pasado septiembre, MOL, la principal empresa húngara de gas y petróleo, detectó una caída de presión en una de sus tuberías. Una investigación que duró semanas acabó revelando una fuga cerca de la casa de Dudás. Según los medios locales, la limpieza podría costar miles de millones de forints (millones de euros). La población local, incluido Dudás, denuncia falta de transparencia y exige indemnizaciones y respuestas.
La marea negra en Hungría
Según un informe publicado a finales de febrero, MOL -participada por el Gobierno húngaro a través de fundaciones- detectó en septiembre una caída de presión en su oleoductode 190 km de longitud. Tras localizar la fuga en un tramo a dos metros bajo tierra cerca de Gárdony en octubre, MOL excavó la tubería para descubrir una rotura de 10 cm de longitud.
A continuación, detuvo el flujo de petróleo durante unas semanas antes de sustituir la pieza, cubrir la tubería con tierra fresca y reanudar las operaciones. El control y la limpieza continúan, a través de tubos azules que marcan los pozos de control recién excavados, de los que alrededor de una docena son visibles en las calles cercanas al lugar donde se produjo la fuga.
Pero los residentes se quedaron con preguntas, entre ellas, la cantidad de petróleo que se escapó. MOL reconoció inicialmente un vertido de 10 metros cúbicos. Pero tras una investigación de Átlátszó y la presión de los vecinos, la empresa itió que se habían derramado casi 487 metros cúbicos depetróleo. Esto equivale a una quinta parte del volumen de una piscina olímpica, o a 6.500 veces la cantidad de petróleo que puede contener un depósito de gasolina de coche.
Los lugareños, entra bacterias de sodio y en busca de respuestas
"Hay una familia directamente afectada", explica a 'Euronews' Árpád Pál Eötvös, alcalde de Gárdony. Viven en la propiedad próxima al lugar donde se produjo el vertido. Según Eötvös, esta familia recibió una indemnización de MOL, que se ofreció a comprar su propiedad.
Eötvös destacó que su oficina mantiene una comunicación semanal con MOL, que realizó pruebas en una docena de pozos. Además, el Gobierno municipal analizó más de 50, ninguno de los cuales presentaba signos de contaminación por petróleo, pero sí bacterias de sodio, nitrito o e-coli, todas ellas nocivas.
Según Eötvös, esto se debe a que esta zona, cercana a la agricultura y sin agua corriente ni carreteras asfaltadas, no es apta para residentes a tiempo completo, pero reconoce que el alto coste de los alquileres empuja a la gente a vivir aquí. "Esta zona es una alternativa para la crisis del coste de la vida", coincide Róbert Dudás, vecino de la zona. Su propiedad está a unos 200 metros de la fuga. Se enteró del incidente por Facebook.
Los vecinos afectados piden indemnizaciones
Como muchos, Dudás depende del pozo de su jardín. En enero de 2025 hizo una prueba privada y no encontró contaminación. Sin embargo, recibió una carta del Gobierno municipal aconsejando a los vecinos que se abstuvieran de beber agua del pozo debido a una posible contaminación no relacionada con el vertido.
Cree que el Gobierno municipal debería defender a quienes viven aquí, no sólo a la única familia que recibió una indemnización. "Hay 164 residentes aquí. El Gobierno local los ha defraudado a todos", afirma. Según Tibor Horányi, ingeniero medioambiental, miembro de la ONG Fundación Alba Natura y miembro de la asamblea municipal, hay más víctimas de la marea negra de las que MOL y el Gobierno local han reconocido.
"Esta persona no quiere usar el agua del pozo porque huele a petróleo. Este no puede tener animales, esta [persona] ha dejado de cultivar verduras", señala Horányi en distintas direcciones, de pie, sobre la tierra que MOL utilizó para rellenar los agujeros tras la fuga. Según el ingeniero medioambiental de Gárdony, los vecinos podrían llevar a MOL a los tribunales para reclamar una indemnización. "Pero no todo el mundo está en condiciones de pagar un abogado", afirma.
Una limpieza lenta en Gárdony
En su informe de febrero, MOL anunció que está construyendo un muro sólido en forma de L bajo tierra, para detener la posible propagación de la contaminación mientras continúa la extracción mediante pozos de control.
Los expertos, entre ellos Horányi y la sección local de Greenpeace, temen que la contaminación llegue al lago Velence, el tercero más grande de Hungría, situado a pocos kilómetros y hogar de múltiples especies en peligro de extinción.
"En una limpieza de daños estándar no se utilizan muros de aislamiento porque son caros", afirma Gergely Simon, experto químico de Greenpeace Hungría. "Sospechamos que la contaminación es mayor de lo que pensaban". El alcalde de Gárdony dice que la contaminación no se ha extendido más allá del ámbito inicial, pero cree que el plan para construir el muro subterráneo es "tranquilizador".
El envejecimiento de las tuberías podría ser fuente de futuros accidentes
Greenpeace señala que el sistema de tuberías de MOL es vulnerable debido a su antigüedad, ya que muchas se colocaron hace 50 años. El incidente de Gárdony no fue un caso aislado. Además, los lugareños comparten el rumor de que aquí hubo una fuga hace diez años, aunque no hay pruebas de ello.
Unas semanas antes de que MOL reconociera la rotura en Gárdony, otro oleoducto en Kiskunmajsa, localidad del sur de Hungría, reventó y dejó escapar crudo. MOL también tiene una participación de control en INA, la empresa croata de petróleo y gas, que perdió una de sus plataformas de gas en el mar Adriático en 2020. No se ha recuperado desde entonces, lo que supone una amenaza para la vida marina.
Greenpeace reclama indemnizaciones, transparencia y limpieza en estos lugares, así como mayores esfuerzos para prevenir incidentes similares y una transición para abandonar las infraestructuras de combustibles fósiles. "Parece que el mantenimiento y cuidado de estas tuberías no es suficiente", afirma Gergely Simon, de Greenpeace. "Porque si lo fuera, estos sucesos no habrían ocurrido".
No obstante, la empresa de gas y petróleo húngara MOL afirma que cuida su red de más de 1.200 kilómetros de tuberías en Hungría utilizando "los equipos más modernos".
MOL no respondió a las preguntas de 'Euronews'.