'Road to Green' nos lleva a Jordania donde la Unión Europea, el Banco Europeo de Inversiones y las agencias de desarrollo desempeñan un papel crucial a la hora de apoyar a uno de los países con mayor escasez de agua del mundo para conseguir la resiliencia hídrica.
El agua dulce de Jordania depende de unos recursos fluviales limitados y unos acuíferos subterráneos sobreexplotados. Además, el crecimiento demográfico y el cambio climático agravan el problema.
La UE es uno de los principales donantes de la reforma del sector hídrico en Jordania, principalmente en forma de subvenciones mixtas con el Banco Europeo de Inversiones (BEI) y organismos de ejecución como la Agencia sa de Desarrollo (AFD) y su equivalente alemán, el KfW.
Necesidades financieras importantes
El BEI ha fijado un préstamo de 400 millones de euros a 30 años para mejorar la disponibilidad de agua en Jordania. Es un préstamo que se beneficia de la cobertura de riesgos proporcionada por la Unión Europea.
En el famoso valle del Jordán, la UE, el BEI y la AFD cofinancian el proyecto de la planta de agua potable Wadi Al Arab II, que puede producir y enviar 30 millones de metros cúbicos de agua a las regiones septentrionales que actualmente acogen a cientos de miles de refugiados sirios.
En las últimas décadas, el crecimiento rápido de la población jordana junto a la gran afluencia de refugiados palestinos, iraquíes y sirios ha aumentado la presión sobre estos recursos.
Un apoyo estratégico
El agua de la central de Wadi Al Arab II proviene del canal del Rey Abdullah, uno de los pocos cursos de agua del país, parte del cual el KfW contribuye a renovar para limitar las fugas.
Se estima que la mitad del agua que se suministra a las zonas urbanas de Jordania se pierde, y una gran cantidad se distribuye sin autorización.
La UE también ha financiado proyectos importantes de tratamiento de las aguas para poder reutilizarlas con fines agrícolas. Entre otras cosas, financia conjuntamente la creación de seis depuradoras en Balqa, Madaba, el oeste de Irbid, Ramtha, Ghabawi y Azraq.
Un proyecto de desalinización que lo cambia todo
La UE también es uno de los principales patrocinadores del megaproyecto denominado Aqaba-Ammán. Su objetivo consiste en extraer y desalinizar agua del mar Rojo en Aqaba y transportarla 450 kilómetros al norte hasta la capital, Amán.
Se espera que el proyecto, cuyo coste se estima en más de 4.000 millones de euros, incremente el suministro de agua potable del país en torno a un 60%. La licitación la ganó un consorcio dirigido por dos empresas sas. Puede que las obras comiencen en 2026.
La UE aporta 97 millones de euros en subvenciones junto con 300 millones en préstamos del BEI. Además, se está negociando un préstamo adicional para cubrir parte del capital del sector privado.
La Unión Europea ha supervisado estudios con el fin de garantizar la reducción del impacto ambiental del proyecto. Entre estas soluciones se incluye la minimización de las perturbaciones en el fondo marino, la limitación de las emisiones y la generación de parte de la energía necesaria a partir de energía solar.
Según comenta el jefe de la delegación de la UE en Ammán, Pierre-Christophe Chatzisavas, los europeos podrían inspirarse en esa asociación. Se calcula que la sequía cuesta a la Unión Europea entre 2.000 y 9.000 millones de euros anuales.