Los fabricantes chinos de vehículos eléctricos se enfrentarán pronto a fuertes aranceles antes de vender sus productos de gama alta en el mercado de la UE.
Los países de la Unión Europea no lograron ponerse de acuerdo sobre si imponer aranceles más elevados a los vehículos eléctricos fabricados en China en una votación muy vigilada que terminó con demasiadas abstenciones, lo que obligó a la Comisión Europea a salir del punto muerto y llevar su propuesta a la línea de meta.
El resultado de la votación del viernes no se hizo público, aunque los comentarios previos sugieren que Francia, Italia y Holanda se pronunciaron a favor, mientras que Hungría se mostró firmemente en contra. Alemania, cuyo poderoso sector automovilístico había ejercido una fuerte presión en contra de los aranceles, habría pasado de la abstención al rechazo en el último minuto.
El elevado número de abstenciones refleja las dudas que existen desde hace tiempo sobre cómo debe enfrentarse Europa a China. Aunque el consenso político afirma que las prácticas comerciales desleales de Pekín merecen una respuesta contundente y unida, el temor a las represalias comerciales parece haber mermado la determinación de muchas capitales a medida que se acercaba la fecha decisiva.
Correspondía a la Comisión, que tiene poderes exclusivos para fijar la política comercial del bloque, desbloquear la situación y garantizar la aprobación de los aranceles.
Dada la gran preocupación de la Comisión por el amplio uso que hace China de las subvenciones para promover a los productores nacionales y permitirles vender sus vehículos eléctricos a un precio artificialmente bajo en los mercados mundiales, la conclusión no es ni mucho menos sorprendente.
El Ejecutivo ya había advertido de que, si no se tomaban medidas contundentes, los fabricantes de automóviles de la UE sufrirían pérdidas insostenibles, posiblemente irrecuperables, y se verían expulsados del lucrativo mercado de la movilidad neta cero, con dolorosas consecuencias para 2,5 millones de empleos directos y 10,3 millones de indirectos en todo el bloque. La industria del bloque ya está en crisis debido a los altos precios de la energía, la escasa demanda de los consumidores y la feroz competencia mundial.
Cómo quedan los aranceles según marca
Los aranceles adicionales pretenden compensar los efectos perjudiciales de las subvenciones y reducir la diferencia de precios entre las empresas chinas y las de la UE. Varían según la marca y su nivel de cooperación con la investigación de la Comisión:
- Tesla: 7,8%
- BYD: 17%
- Geely: 18,8%
- SAIC: 35,3%
- Otros productores de VE en China que cooperaron en la investigación pero no han sido incluidos individualmente en la muestra: 20,7%.
- Otros productores de VE en China que no cooperaron: 35,3%.
Los aranceles entrarán en vigor en noviembre y serán recaudados por los funcionarios de aduanas. Se sumarán al tipo del 10% ya existente. Esto significa que, en la práctica, algunos fabricantes de automóviles chinos se enfrentarán pronto a aranceles superiores al 45% cuando intenten introducir sus productos en el mercado único.
Pekín y Berlín, principales perdedores
La resolución del viernes desatará sin duda la furia de Pekín. Desde el principio, China ha denunciado la investigación de la Comisión como un "acto proteccionista desnudo", ha negado sistemáticamente la existencia de subvenciones, ha calificado las conclusiones de "artificialmente construidas y exageradas" y ha amenazado con medidas de represalia contra las industrias láctea, del brandy y porcina de la UE, haciendo saltar las alarmas en algunas capitales.
Paralelamente, funcionarios chinos han entablado intensas conversaciones con sus homólogos de la UE para lograr una solución política que pueda evitar los aranceles adicionales. Una posible opción es que los productores se comprometan a establecer precios mínimos para sus vehículos eléctricos, aunque la aplicación de esta solución podría resultar complicada y vulnerable a lagunas jurídicas.
A pesar de la resolución del viernes, las negociaciones entre la UE y China continuarán hasta el 30 de octubre, fecha límite legal establecida por la investigación de la Comisión.
Las conversaciones son también una prioridad para Alemania, que teme que el "ojo por ojo" de Pekín afecte aún más a su débil economía. Las empresas alemanas han pasado las dos últimas décadas ampliando sus lazos comerciales con China como forma de vender sus exportaciones a su cada vez más rica clase media. Cualquier represalia podría golpear duramente estos vínculos bien desarrollados.
"Por supuesto, tenemos que proteger nuestra economía de las prácticas comerciales desleales", declaró esta semana el Canciller Olaf Scholz. "Sin embargo, nuestra reacción como UE no debe llevarnos a perjudicarnos a nosotros mismos. Por eso deben continuar las negociaciones con China sobre los vehículos eléctricos".
El hecho de que los aranceles vayan a seguir adelante deja al descubierto la decreciente influencia de Berlín en Bruselas, donde las luchas internas dentro de la coalición tripartita de Scholz han causado a menudo frustración y exasperación entre los diplomáticos.
La introducción de aranceles supone también un espaldarazo a la política china de Ursula von der Leyen. La jefa de la Comisión se ha ganado el aplauso por su estrategia lúcida y objetiva para tratar con Pekín, cerrando el capítulo de la complacencia política a la que ahora se culpa de la miríada de dependencias críticas que el bloque construyó con China.
Con esta victoria política en su haber, Von der Leyen está bien posicionada para continuar su política durante su segundo mandato.