En una reunión para conmemorar los 30 años de pertenencia a la UE, el canciller austríaco Karl Nehammer y el primer ministro sueco Ulf Kristersson se centraron en los inmigrantes.
PUBLICIDADEl canciller austríaco, Karl Nehammer, y el primer ministro sueco, Ulf Kristersson, instaron el jueves a la Unión Europea a esforzarse para combatir la inmigración irregular, durante una reunión en Viena para conmemorar los 30 años de pertenencia de sus respectivos países a la UE.
Los dos líderes conservadores señalaron que el bloque comunitario debe reforzar la seguridad en las fronteras y mejorar los mecanismos de retorno de los inmigrantes cuyas solicitudes de asilo sean denegadas.
La inmigración irregular es uno de los problemas más acuciantes para los 27 Estados de la UE, ya que dominó las elecciones al Parlamento Europeo en el pasado mes de junio, afectó a los resultados electorales y alimentó el auge de los partidos de extrema derecha en todo el bloque comunitario.
Kristersson ha indicado que la UE podría presentar en primavera un plan sobre el establecimiento de los llamados "centros de retorno" para acelerar la expulsión de los inmigrantes irregulares, una propuesta que ya debatieron los líderes comunitarios en una reunión celebrada el pasado mes de octubre.
Los países quieren cambiar la postura de la UE
En el encuentro, Kristersson elogió a Austria por compartir la postura de Suecia en este asunto. "Compartimos el deseo de contemplar una nueva perspectiva, de no conformarnos y decir que las cosas son complicadas", afirmó. "Estas cosas están para resolverlas, no solamente para discutirlas", añadió.
Por su parte, Nehammer calificó a Suecia de "aliado en la lucha contra la inmigración ilegal" y aplaudió a Kristersson por asegurarse de que el tema estuviera en primera línea de la agenda de la UE. La denominada 'reunión de Viena' se celebró hace tres décadas, tras la adhesión de Austria, Suecia y Finlandia a la Unión Europea, con lo que el número de Estados se elevaba a 15.
Las tres naciones eran oficialmente neutrales durante la Guerra Fría y no se habían alineado formalmente con Occidente. Sus solicitudes de adhesión al bloque comunitario se produjeron en medio de una recesión económica en los años 80, cuando la plena pertenencia a la UE permitía participar en igualdad de condiciones en su mercado único.
En el caso de Finlandia y Suecia, así como en el de Noruega, que también negoció su adhesión a la UE, la opinión pública de la época era bastante euroescéptica, y las naciones trataban de defender enérgicamente sus intereses económicos y el llamado 'modelo nórdico'.
Las negociaciones de adhesión fueron especialmente arduas en relación con la agricultura, la cuantía de las ayudas regionales, las cuestiones presupuestarias y las cuotas pesqueras. Las cuatro naciones sometieron sus acuerdos de adhesión a votación popular. Los resultados del referéndum fueron más o menos los previstos: un 'sí' claro, tanto en Finlandia como en Austria, un sí con estrecho margen en Suecia y un 'no' de los noruegos.