A pesar de que las políticas contrarias a la inmigración han ganado apoyo recientemente, Francia, Alemania e Italia se enfrentarían a grandes problemas de población en un escenario de inmigración cero.
La población de la UE disminuirá un 6,6% de aquí a 2100, pasando de 449 millones en 2024 a 419 millones. Sin embargo, si la migración se congelara hoy, la población disminuiría en más de un tercio, según las últimas proyecciones de Eurostat.
El envejecimiento de la población, el aumento de la longevidad y los bajos niveles de fertilidad son algunas de las razones que explican estas cifras. Con la actual tendencia migratoria, la población de Letonia y Lituania experimentará un descenso récord del 38%. Francia y Alemania registrarán los menores descensos de su población total, con un 0,62% y un 1%, respectivamente. Sólo Luxemburgo, Malta y Suecia experimentarán un crecimiento demográfico. Pero si no se tiene en cuenta la inmigración, la población de la UE podría disminuir un 34%, lo que supondría pasar de 449 millones en 2024 a 295 millones a finales de siglo.
Italia registraría el mayor descenso de población sin inmigrantes, con un 52%, mientras que España y Malta le seguirían con descensos del 49% y el 48%, respectivamente. Mientras tanto, la población de Alemania experimentaría un descenso del 37% de aquí a 2100, en lugar del 1% previsto si se tiene en cuenta la inmigración. Por último, el descenso de población en Francia llegaría al 13%, en lugar del 0,62% previsto.
Sentimientos contrarios a la inmigración
La inmigración es un tema candente en la Unión Europea, donde los líderes de los 27 países discuten a menudo sobre la creación de una política común de migración y asilo. La inmigración y el control de fronteras han sido palabras clave repetidas en las pasadas elecciones en toda la UE. En las elecciones federales celebradas recientemente en Alemania, el partido de extrema derecha AfD ha abogado por deportaciones masivas de inmigrantes y ciudadanos nacionalizados. Mientras tanto, en Italia, Giorgia Meloni ha dado prioridad a la reducción de la inmigración durante su primer mandato. El país firmó el año pasado un acuerdo para expulsar hasta 3.000 inmigrantes al mes fuera de las fronteras de la UE.
Sin embargo, cerrar la puerta a los inmigrantes sometería a la mayoría de los países de la UE a una mayor presión económica. A medida que envejezca la población de la UE, disminuirá su mano de obra y se dispararán los costes de las pensiones y la atención a los ancianos. En España, las políticas efectuadas se realizan en dirección contraria, dando la bienvenida a un mayor flujo migratorio.
La mayoría de los países necesitan decenas de miles de médicos, enfermeras y otro personal sanitario a medida que su población envejece y desarrolla más problemas de salud, al tiempo que los trabajadores sanitarios renuncian o se jubilan. Muchos sistemas sanitarios de la UE dependen ya de médicos o enfermeras inmigrantes.
En Alemania, por ejemplo, más de cuatro millones de personas trabajan en el sector sanitario y social. En 2019, casi una cuarta parte de ellas, incluidos médicos y personal asistencial, eran de origen migrante, según el Consejo de Expertos sobre Integración y Migración.