El Parlamento polaco dio un voto de confianza al Gobierno de Donald Tusk. 234 diputados votaron a favor, 210 en contra y ninguno se abstuvo.
El Gobierno polaco superó este miércoles una moción de confianza en el Parlamento, con la que el primer ministro, Donald Tusk, buscaba reafirmar su autoridad tras la derrota de un aliado clave en las recientes elecciones presidenciales. Los legisladores votaron 243-210 a favor del Gobierno en el Sejm, la cámara baja de 460 escaños, y sus simpatizantes se pusieron de pie para aplaudir a Tusk y corear su nombre. No hubo abstenciones.
Tusk había solicitado la votación, al afirmar que Polonia se encuentra en una nueva realidad y que buscaba una nueva perspectiva, tras la derrota el 1 de junio del alcalde de Varsovia, Rafal Trzaskowski (su aliado cercano), ante el historiador nacionalista Karol Nawrocki, respaldado por el partido ultraconservador Ley y Justicia (PiS).
Nawrocki, que en el plano internacional cuenta con el respaldo de líderes como Donald Trump, reemplazará al presidente saliente, Andrzej Duda, otro conservador que bloqueó repetidamente los esfuerzos reformistas de Tusk. "Solicito un voto de confianza con la plena convicción de que tenemos el mandato para gobernar y asumir la plena responsabilidad de lo que ocurre en Polonia", declaró Tusk este mismo miércoles. La mayor parte del poder en el sistema parlamentario polaco reside en un legislativo electo y un Gobierno elegido por este. Sin embargo, el presidente puede vetar leyes y representar al país en el extranjero.
Antes de la votación, Tusk hizo una exposición de una hora en la que resumió su mandato hasta la fecha y esbozó los planes del Gobierno para los próximos dos años y medio. Tras este discurso, un número récord de diputados le formularon preguntas.
Dificultades para impulsar la agenda legislativa
Tusk contaba desde hacía tiempo con la victoria de Trzaskowski para romper el estancamiento institucional creado por los vetos de Duda. En cambio, ahora se enfrenta a un presidente entrante alineado con la oposición nacionalista y abiertamente hostil a las prioridades legislativas de su Gobierno.
"No podemos cerrar los ojos ante la realidad", declaró. "Un presidente que se mostró reacio a aceptar los cambios que propusimos para Polonia y nuestros votantes está siendo reemplazado por un presidente que se muestra al menos igual de reacio a esos cambios y propuestas", añadió. Aunque también argumentó que la estrecha derrota de Trzaskowski indica que quienes comparten sus opiniones siguen contando con un fuerte apoyo.
El resultado electoral ha sacudido a la ya inestable coalición gobernante, que abarca desde el centroizquierda hasta el centroderecha y ha tenido dificultades para cumplir promesas clave de campaña, como la liberalización de la ley del aborto en Polonia y la legalización de las uniones civiles entre personas del mismo sexo. Tusk reconoció las crecientes tensiones en su discurso de este miércoles.
Renovación del Gobierno
Muchos también culpan a Tusk de contribuir a la derrota de Trzaskowski. Gran parte de las críticas provienen del seno de su coalición, mientras sus socios evalúan si les conviene seguir con él o arriesgarse a un colapso de la alianza. Existen dudas sobre lo que Tusk puede lograr de forma realista antes de las próximas elecciones parlamentarias, previstas para finales de 2027, y si la coalición sobrevivirá tanto tiempo en medio del auge de popularidad de la extrema derecha. Los medios de comunicación y los analistas políticos polacos debaten si este podría ser el ocaso político de Tusk, de 68 años.
"Conozco el sabor de la victoria, conozco la amargura de la derrota, pero no conozco la palabra rendición", dijo Tusk. Como parte de su pretendido nuevo comienzo, anunció planes para una renovación del Gobierno en julio que incluirá "nuevas caras". También aseguró que nombraría un portavoz del Gobierno en junio, dando a entender que la coalición necesita encontrar la forma de presentar un mensaje unificado.