Con cuatro veces más empresas emergentes per cápita que la media europea, Estonia es una de las sociedades más avanzadas del mundo en el aspecto digital. En la actualidad, cada vez más estonios recurren a las impresionantes y antiguas zonas pantanosas del país para desconectar del trabajo.
PUBLICIDADCon cuatro veces más empresas emergentes per cápita que la media europea, Estonia es una de las sociedades más avanzadas del mundo en el aspecto digital. En la actualidad, cada vez más estonios recurren a las impresionantes y antiguas zonas pantanosas del país para desconectar de sus día a día en el mundo laboral.
Tallin, capital de Estonia, es una pequeña ciudad portuaria, a orillas del mar Báltico, y representa el centro de actividad económica de un país, que en los últimos años está dando pasos de gigante en el panorama mundial.
Al mismo tiempo, es un lugar en el que el denominado ‘mundo antiguo’ se encuentra con el ‘nuevo mundo’. En Tallin, los visitantes encontrarán una de las ciudades medievales mejor conservadas del norte de Europa, justo al lado de uno de los centros urbanos digitalmente más avanzados, del continente.
"Caminando por Tallin, se pueden apreciar las diferentes ‘capas’ que la historia nos ha dejado", explica Jaan-Laur Tähepõld, quien trabaja como guía turístico en la ciudad estonia.
"En menos de cien metros, se pasa de calles medievales adoquinadas, a un entorno moderno de alta tecnología. Así que, paseando por las calles, uno no se sorprende al contemplar una casa medieval, junto a otro edificio de estilo barroco. Básicamente, Tallin permite realizar un pequeño viaje en el tiempo", añade.
Hoy día, Estonia cuenta con una de las sociedades más avanzadas en el aspecto digital, del mundo. Además, es la capital europea de las empresas emergentes, ya que concentra una cantidad de compañías de este tipo, per cápita, que cuadruplica, la media europea.
Tallin cuenta, incluso, con pequeños robots que circulan por el centro de la ciudad repartiendo todo tipo de artículos, desde productos comestibles a compras en línea, pasando por platos cocinados.
La capital estonia, ‘ciudad tecnológica’, cuenta con pequeños robots que realizan tareas de reparto en sus calles. Euronews
A Tallin le gusta la tecnología. Pero, ¿resulta fácil para sus habitantes desconectar del ‘mundo moderno’?
Por suerte, la ciudad está rodeada de naturaleza. Estonia está cubierta de bosques y humedales. Un breve viaje por espacios naturales permite descubrir uno de los paisajes más antiguos del país: sus turberas.
Romet Vaino es un fotógrafo estonio dedicado a la naturaleza que pasa la mayor parte de su tiempo libre, en o con espacios naturales. Al mismo tiempo, organiza excursiones a muchas de las zonas pantanosas de los alrededores de Tallin.
"Yo diría que la primera razón por la que estos lugares son tan especiales, es porque, si uno piensa en algo primigenio, en algo antiguo… entonces las zonas pantanosas son, sin duda, los lugares en los que hay que estar", explica Romet a la periodista del equipo de Discover Estonia.
"Las turberas más antiguas de Estonia tienen entre 10 000 y 12 000 años de antigüedad", añade.
Para descubrir el paisaje, es importante equiparse con una especie de ‘calzado especial para zonas pantanosas’, que evita que los excursionistas se hundan en el musgo de la turba.
"En realidad, el Kakerdaja Raba… este Kakerdaja, es un nombre que procede de un ave. Se trata de una especie acuática, que es verdaderamente torpe a la hora de caminar por el suelo. Así, la palabra Kakerdaja se utiliza para identificar a un animal o una persona que es muy torpe", explica Romet Vaino.
El fotógrafo y guía estonio señala que cada vez es más habitual que los estonios que viven en ciudades se ‘escapen’ a estas zonas pantanosas en busca de un poco de aire fresco.
"Se ha hecho muy, muy popular en los últimos tiempos. Hace unos diez o quince años, era bastante sorprendente ver a la gente venir, por ejemplo, a nadar al pantano por la mañana. Ahora, sin embargo, es casi como… una especie de norma", declara.
"En pleno verano, cuando la gente tiene vacaciones, es muy habitual que venir a las cuatro de la mañana y ver un grupo de entre cinco y diez personas, nadando en las aguas de los pantanos", indica Romet Vaino.
Según Romet Vaino, un baño al amanecer es una de las mejores formas de sumergirse en los fantásticos espacios naturales que ofrece Estonia. Y, para facilitar las visitas, el Ministerio de Bosques de Estonia mantiene cientos de cámpines gratuitos, con mesas, aseos, y leña gratis, a disposición de los visitantes, para que puedan cocinar y hacer hogueras con las que entrar en calor.
Quienes se atrevan a darse un chapuzón temprano, pueden estar tranquilos. El brusco despertar del despertador se olvida rápidamente, cuando los impresionantes colores del amanecer se proyectan sobre las tranquilas y frías aguas de los pantanos.