Varios aeropuertos y compañías aéreas ya están probando el embarque biométrico y los procedimientos de facturación sin papel.
Una propuesta innovadora trata de eliminar del todo las tarjetas de embarque de papel. En una de las transformaciones más importantes del transporte aéreo en décadas, la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) ha anunciado planes para eliminar las tarjetas de embarque en papel y la facturación tal y como la conocemos.
En su lugar, los pasajeros podrían utilizar una credencial de viaje digital -almacenada en sus teléfonos inteligentes- para desplazarse por los aeropuertos mediante reconocimiento facial.
Desarrollada por la OACI, la agencia de la ONU que establece las normas mundiales de aviación, la credencial digital se utilizaría junto con el reconocimiento facial para sustituir a los documentos físicos en todo el aeropuerto, desde la entrega de equipajes hasta la puerta de embarque.
La credencial digital el futuro remplazaría los documentos físicos
Los viajeros se descargarían una tarjeta de viaje virtual que se actualizaría automáticamente si se produjera algún cambio, como el retraso o la cancelación de un vuelo. Las pruebas de estas novedosas soluciones ya están despegando.
Países como Finlandia ya han puesto en marcha un programa piloto del Digital Travel Credencial (DTC), mientras que los aeropuertos han experimentado con el uso de esta tecnología emergente.
El Changi de Singapur ha ampliado sus carriles biométricos y, en 2019, el Schiphol de Ámsterdam introdujo la tecnología de reconocimiento facial para el embarque en algunos vuelos seleccionados. Las aerolíneas también han empezado a adoptar la digitalización. Ya en noviembre de este año, Ryanair anunció planes para eliminar las tarjetas de embarque de papel.
¿Por qué ahora?
El plan llega en un momento en que las aerolíneas y los aeropuertos intentan racionalizar sus operaciones y reducir costes, especialmente a medida que los viajes mundiales continúan su recuperación tras la pandemia.
Según la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), se espera que el número de pasajeros aéreos se duplique hasta alcanzar los 8.000 millones en 2040. Este incremento aumentará la presión en los aeropuertos respecto al proceso de acogida y embarque de los pasajeros. Las identificaciones digitales se consideran una solución clave a ese creciente desafío.
Pero la seguridad es el otro motivo. La OACI afirma que el nuevo sistema podría ayudar a combatir el fraude de identidad y el tráfico de seres humanos al proporcionar una forma más sólida de verificar quién vuela. Al basarse en datos biométricos, únicos para cada persona, el sistema promete una mayor precisión que la que puede ofrecer por sí sola la documentación en papel.
Más privacidad, por favor
Valérie Viale, directora de gestión de productos de la empresa de tecnología de viajes Amadeus, declaró a 'The Times' que estos cambios podrían ser los más importantes desde la adopción del billete electrónico a principios de la década de 2000.
"El sector ha decidido que es hora de actualizarse a sistemas modernos que se parezcan más a los que utilizaría Amazon", afirmó. Si los planes se desarrollan como prevé la OACI, las tarjetas de embarque son sólo el principio. Incluso los pasaportes podrían ser cosa del pasado en el futuro.
A pesar de que la digitalización favorece la comodidad del viajero, no todo el mundo está de acuerdo. Los críticos han expresado su preocupación por la privacidad, la vigilancia y la violación de datos. Otros denuncian la falta de transparencia de las tecnologías utilizadas.
Borrando el rastro del rostro a los 15 segundos
Por su parte, Amadeus ha intentado tranquilizar a los viajeros. La empresa ha afirmado que su nuevo sistema borrará los datos de los pasajeros a los 15 segundos de entrar en cualquier "punto de o", como la entrega de equipajes o los controles de seguridad.
Y la OACI insiste en que el desarrollo de una credencial digital de viaje sigue siendo opcional en cada país. Eso significa que, de momento, puede conservar su pasaporte y tarjetas de embarque. Pero no se sorprenda si su móvil y su rostro se convierten pronto en su billete de avión.