El jefe de la diplomacia iraní, Abbas Araghchi, visita la capital siria, Damasco, para reunirse con el presidente del país. Su visita se produce mientras el Ejército sirio lanza contraataques para repeler a los insurgentes que se han hecho con el control de Alepo y de zonas de Idlib.
El Ejército sirio llevó a cabo una serie de contraataques el domingo en las ciudades de Alepo e Idlib para hacer retroceder a los insurgentes que han avanzado por sorpresa. La televisión estatal siria afirmó que las Fuerzas del Gobierno habían matado a casi 1.000 insurgentes en los últimos tres días, sin aportar pruebas ni detalles.
La Defensa Civil Siria, también conocida como los Cascos Blancos, un grupo que opera en zonas controladas por la oposición, afirma que el Ejército de Assad lanzó contraoperaciones conjuntas con las Fuerzas rusas en las dos ciudades.
Al parecer, aviones de combate bombardearon la zona, matando al menos a 18 personas e hiriendo a decenas más. Rusia, que apoya desde hace tiempo a Assad en esta guerra de 13 años, no ha hecho comentarios públicos sobre su implicación, pero según medios rusos, las Fuerzas Armadas de Moscú habrían llevado a cabo ataques con misiles y bombardeos contra depósitos de municiones y otras instalaciones militares matando al menos 320 militantes.
Irán también ha sido un aliado político y militar clave de Assad en la larga Guerra Civil. La visita del ministro de Asuntos Exteriores a Damasco tenía por objeto reiterar el apoyo de Teherán a Assad.
Irán, Rusia y sus aliados regionales ayudaron a Assad a hacerse con el control de la ciudad, de unos dos millones de habitantes, en 2016. Una implacable campaña aérea, liderada por aviones de combate rusos, allanó el camino para que las fuerzas de Assad entraran y reclamaran la ciudad.
El miércoles, una coalición de grupos rebeldes liderada por Hayat Tahrir al-Sham (HTS) llevó a cabo un asalto sorpresa a la ciudad más grande de Siria, Alepo. El ataque obligó a las Fuerzas Armadas sirias a retirarse temporalmente, mientras esperaban refuerzos para contraatacar.
Los insurgentes tomaron la mayor parte de Alepo el sábado en una ofensiva sorpresa y ahora han afirmado haber entrado en la ciudad de Hama. No hubo confirmación independiente de su afirmación.
El coronel Hassan Abdulghani, comandante rebelde, declaró por separado que los insurgentes también se hicieron con el control de Sheikh Najjar, al noreste de la ciudad, de la Academia Militar de Alepo y de la escuela de artillería de campaña, al suroeste.
La rápida y sorpresiva ofensiva es un golpe para el presidente sirio, Bachar al Assad, y plantea interrogantes sobre la preparación de sus Fuerzas Armadas. También se produce en un momento en que los aliados de Assad -Irán y los grupos que apoya y Rusia- están preocupados por sus propios conflictos.
Araghchi tiene previsto visitar Turquía el lunes para reunirse con su homólogo Hakan Fidan y tratar la escalada de violencia en Siria. El aumento de la violencia se produce en un momento de gran agitación política en Oriente Próximo. Israel está combatiendo activamente a Hamás en Gaza y a Hezbolá en Líbano, que han amenazado con desencadenar desbordamientos regionales más amplios.
La reanudación de la violencia en Siria también amenaza con involucrar en el conflicto a dos potencias regionales. Tanto Rusia como Turquía tienen sus propios intereses que proteger, y ambas partes ofrecen apoyo a grupos opuestos en el conflicto. Una guerra que llevara a cualquiera de los dos países a enfrentarse directamente entre sí tendría consecuencias perjudiciales para una escena política ya de por sí inestable.