El océano desempeña un papel vital en la economía mundial. Pero está amenazada por el cambio climático y la sobreexplotación. ¿Podría ayudar la economía azul?
En toda Europa, el océano proporciona alimentos, energía y un medio para transportar mercancías.
Las actividades relacionadas con los océanos generaron 624.000 millones de euros en ingresos y dieron trabajo a 3,6 millones de personas en la Unión Europea en 2021.
Esta parte de la economía se conoce como "economía azul", que abarca una serie de sectores, entre ellos el transporte marítimo, el turismo, la pesca y la acuicultura, la biotecnología y la investigación, la extracción de recursos y las energías renovables.
Pero muchas de estas industrias producen muchas emisiones y son perjudiciales para el medioambiente. El transporte marítimo, por ejemplo, fue responsable del 3% al 4% de las emisiones totales de la UE en 2019. Sin un cambio importante hacia la reducción de emisiones, se prevé que esta cifra aumente al menos un 90% hasta 2050.
"La idea de una economía azul sostenible es mantener el océano sano y, al hacerlo, conseguir un océano más productivo", afirma Jan-Gunnar Winther, investigador y prorrector de la Universidad Ártica de Noruega (UiT).
Muchas empresas y actores de la economía azul están avanzando en esta dirección. Se multiplican iniciativas como la construcción de parques eólicos marinos para producir electricidad, el aprovechamiento energético de la fuerza de las olas o la fabricación de piensos sostenibles para peces de acuicultura a partir de algas.
Ampliar las soluciones, un reto acuciante
Un uso más sostenible de los recursos oceánicos también contribuiría a aumentar la sostenibilidad en otros ámbitos de la economía mundial, sobre todo en la transición a las energías renovables mediante soluciones como la energía mareomotriz y los parques eólicos marinos.
Pero estas iniciativas se enfrentan a menudo a obstáculos estructurales que impiden su ampliación.
Aunque existen dudas sobre el impacto medioambiental de la construcción de parques eólicos marinos, actualmente son una de las formas de producir electricidad que menos CO2 emiten.
Según Pierre Tardieu, director de Política de WindEurope, asociación que promueve la energía eólica en Europa, la energía eólica marina se ve obstaculizada actualmente por los cuellos de botella en la cadena de suministro y los problemas de conexión de los parques a la red eléctrica.
"Por ejemplo, en Alemania hay un parque eólico marino muy grande, de 900 MW, que no podemos incluir en nuestras estadísticas porque aún no está conectado a la red", explica.
Aunque el parque eólico de la isla alemana de Borkum está listo para producir electricidad, actualmente no hay cables que lo conecten a la red eléctrica terrestre. Tardieu afirma que hará falta al menos un año más para que esto ocurra.
Y en toda Europa, ampliar la red eléctrica para incluir soluciones más limpias es todo un reto.
¿Cómo pueden crecer estas soluciones garantizando al mismo tiempo la responsabilidad medioambiental?
Para descubrirlo, vea nuestro vídeo explicativo más arriba.