Trabajadores de reparto de diferentes países europeos protestaron frente al Parlamento Europeo en Bruselas. Exigen una ley para mejorar sus condiciones laborales y asegurar la protección legal. Y advirtieron sobre lo que llaman la uberización de la economía europea.
PUBLICIDADBen Alí Brahim trabaja de repartidor en Francia con una bicicleta. Repartidor, recalca, nada de "rider". Recorrió más de 100 kilómetros, desde Lille a Bruselas, para llamar la atención sobre la situación de riesgo físico grave de los trabajadores de reparto de plataformas. Es representante del Sindicato de Trabajadores de Plataformas de Francia y para su pesar, comprueba las consecuencias de la peligrosidad en el trabajo con bastante frecuencia: "Tenemos dos compañeros que murieron la semana pasada, un repartidor que fue atropellado por un camión en Lille y un compañero que fue asesinado porque queríamos robarle su televisor, su vehículo y le dispararon".
La vieja trampa de los falsos autónomos
En la mayoría de los casos, estos empleados son tratados como autónomos, pese a que su trabajo lo organizan plataformas digitales de reparto como Uber, Glovo, o Deliveroo. Diversas sentencias en distintos países de la UE han desmentido el estatus de autónomo de trabajadfores que han demandado a estas empresas. De hecho, el Tribunal Supremo español ya sentenció que se trata de falsos autónomos.
A pesar de que realizan un labor similar al de trabajadores de esas empresas, tienen menos derechos sociales y de pensiones. La Unión Europea estaba dispuesta a mejorar su situación con la llamada Directiva sobre el trabajo en plataformas, la que sería la primera ley rider europea. Pero cuatro países , Alemania, Estonia, Francia y Grecia, lograron tirar abajo el acuerdo antes de su aprobación final.
La eurodiputada del grupo parlamentario La izquierda, Leila Chaibi explicó a las puertas del Parlamento: "Nos dirigimos a Francia, pero también nos dirigimos a Grecia, Alemania, Estonia para decir que no pueden, de esa manera, impedir que millones de trabajadores por capricho, impedir que millones de trabajadores obtengan derechos apenas unos meses antes de las elecciones europeas. Sería una decisión incomprensible y escandalosa".
Si se aprueba, la directiva cambiará la vida de alrededor de cinco millones y medio de personas. Actualmente son más de 28 millones los trabajadores de plataformas de reparto a domicilio.