Decenas de miles de partituras y objetos de Frédéric Chopin, el compositor franco-polaco más célebre de la historia, han sido digitalizados en el Instituto Frédéric Chopin de Varsovia, gracias a un proyecto europeo que contribuye a divulgar la figura del genio del Romanticismo.
Compositor y pianista, Frédéric Chopin murió en París 1849 con treinta y nueve años de una afección pulmonar. De padre francés y madre polaca, comenzó a tocar el piano con cuatro años. Con veintiuno se trasladó a Francia, aunque los ecos del folclore de su amada Polonia siguieron patentes en su prolífica obra. El Instituto Frédéric Chopin de Varsovia la ha reunido en una plataforma gratuita y accesible a todos en un clic.
Jacek Iwaszko, coordinador del proyecto de abierto al patrimonio de Chopin, explica que decidieron "publicar materiales que nunca se habían publicado en línea o que eran muy singulares".
La plataforma, una mina para investigadores y especialistas
Aunque su es abierto a todos, son los especialistas en Chopin, los músicos e investigadores, quienes más partido sacan de la plataforma. En un clip se puede encontrar por ejemplo qué tempo es el más empleado por el músico en sus composiciones o comparar una obra determinada en sus diferentes ediciones. Se dice de él que no tocaba nunca la misma composición de la misma manera.
La joven y laureada intérprete Justyna Żołnacz utiliza la plataforma para comparar, aprender y sumergirse en las emociones que inspiraron al músico y que ella trasciende
Entre las obras digitalizadas figuran las dos ediciones originales de la Ballade Nº3, Opus 47, que Justyna Żołnacz califica de "excepcionalmente romántica". "Para mi es como poesía cantada, y se puede percibir claramente en ella el estilo del bel canto", explica.
Más de dos años de trabajo y aún muchos secretos por desvelar
La digitalización del universo chopiniano movilizó durante más de dos años a una veintena de personas. Se emplearon escáneres de diferentes tipos, dependiendo de las características de cada objeto.
Uno de los mayores retos, comenta Iwaszko, fue "convertir todos los metadatos en un único formato, para facilitar su búsqueda" en la plataforma. En el proceso de digitalización se escogieron las herramientas más avanzadas porque el fin último no es otro que preservar por siempre el legado de Chopin: "Pensamos en la digitalización como parte de la preservación de los materiales porque sabemos que mucha música polaca fue destruida durante la Segunda Guerra Mundial", añade Jacek Iwaszko.
Aunque los archivos del Instituto Chopin de Varsovia aún tienen muchos secretos por desvelar. Buena parte de las obras digitalizadas procede del Museo de Frédéric Chopin de Varsovia, en el que se recogen cerca de noventa mil objetos que pertenecieron al compositor, desde su último piano Pleyel, pasando por sus partituras manuscritas, fotos, etc. Otras muchas obras del universo de Frédéric Chopin no han sido digitalizadas aún. En los archivos del Instituto Chopin se almacenan miles de libros dedicados al compositor a una temperatura constante de diecisiete grados para garantizar su conservación. Según Marcelina Chojecka, coordinadora del proyecto, hay más de 19.000 libros. "Gracias a los fondos de la Unión Europea, digitalizamos más de 1.500", explica.
El proyecto de abierto al patrimonio de Chopin ha contado con un presupuesto de más de 1.7 millones de euros, de los cuales casi el 63% procede de la política de cohesión de la Unión Europea y el resto de los fondos públicos polacos.