Obstaculizado por la guerra en Gaza, el proyecto del Corredor Económico India-Oriente Medio-Europa (IMEC, por sus siglas en inglés) cobra un nuevo impulso con el regreso de Donald Trump al poder y la guerra comercial entre Washington y Pekín.
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y la guerra comercial entre Estados Unidos y China han vuelto a poner el Corredor Económico India-Oriente Medio-Europa (IMEC) en el punto de mira.
Anunciado en 2023 en una cumbre del G20 en Delhi, el objetivo de este proyecto de corredor logístico es facilitar el comercio de mercancías, energía y datos. Esta nueva ruta comercial uniría Europa con India a través de Israel y las monarquías del Golfo, eludiendo el Canal de Suez.
"Necesitamos un corredor como este más que nunca, porque no solo tenemos que hacer frente a los problemas que tenemos con China, sino también al hecho de que ahora estamos en una competencia regional entre Estados Unidos, China y Europa", declaró a 'Euronews' Morten Lokkegaard, eurodiputado danés (Renovar Europa).
"La producción en India está mucho más cerca de Europa que en China", lo que reduciría los plazos de entrega, añade Niels Flemming Hansen, eurodiputado danés (PPE) y vicepresidente de la delegación del Parlamento Europeo para las relaciones con India.
Varios puntos de entrada en Europa están sobre la mesa: el puerto del Pireo en Grecia, el de Marsella en Francia y el de Trieste en Italia. "Deberíamos pensar en el IMEC no como una línea, sino como una red, de modo que su propia resistencia y capacidad para soportar perturbaciones aumentaría considerablemente si se basara en diferentes puntos de entrada", afirma Alberto Rizzi, investigador político del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR), antes de añadir que "Francia parece ir por delante de las demás partes europeas".
¿Competencia con China?
No todos los países participantes tienen las mismas motivaciones, dice el investigador. Además de un mejor a los mercados europeos y del Golfo, India busca escapar a la estrategia de cerco de China. Las monarquías del Golfo ven una oportunidad de situarse en el centro del futuro comercio de bienes y energía, añade. Por su parte, la Unión Europea busca reducir su dependencia de China mediante una estrategia de desmarque.
"Es también una forma de acercar cada vez más a la órbita europea no solo la mayor democracia del mundo, sino también el país más poblado y con el potencial de un enorme socio comercial e industrial, India", añade Alberto Rizzi. Aunque la 'nueva ruta de las especias' se considera un medio de competir con el proyecto de las Nuevas Rutas de la Seda iniciado por Pekín, el investigador duda de su capacidad para rivalizar con el corredor económico chino.
"No deberíamos ver a la IMEC como un competidor porque la Nueva Ruta de la Seda es una iniciativa global de China que abarca esencialmente todo el mundo, mientras que la IMEC tiene una dimensión regional clave", afirma el investigador. "No debemos ver, especialmente en el caso de los países del Golfo, un compromiso con la IMEC como una forma de cerrar la puerta a China", insiste.
Aunque el proyecto de la 'nueva ruta de las especias' se vio frenado por la guerra de Gaza, ahora parece gozar de un renovado interés. La Unión Europea y los países del Golfo no son los únicos que cortejan al gigante del sur de Asia. Estados Unidos también está a bordo, como demuestra el reciente viaje del vicepresidente J.D. Vance a India para negociar un acuerdo comercial bilateral entre Washington y Nueva Delhi.