Al día siguiente de su elección como canciller alemán, el democristiano Friedrich Merz viajó el miércoles a París y Varsovia para reunirse con sus homólogos y simbolizar su deseo de reforzar la cooperación europea.
Fue un líder ligeramente maltrecho el que viajó el miércoles a París y Varsovia. En sus primeros viajes oficiales al extranjero, el nuevo canciller alemán Friedrich Merz no llegó en la posición favorable que esperaba.
El líder democristiano quería enviar un mensaje contundente a sus socios. Sin embargo, el martes necesitó dos rondas de votaciones para ser confirmado como jefe de Gobierno, algo inédito en la historia política alemana desde la Segunda Guerra Mundial. Como resultado, fue un líder sacudido en la escena nacional quien se reunió con sus homólogos francés y polaco.
Es probable que este paso en falso político pese sobre los hombros de Friedrich Merz, que quiere dar un giro ideológico a su país. El nuevo canciller alemán elegido en febrero quiere hacer de la Defensa una prioridad. Desde su éxito electoral en febrero, defiende una Alemania fuerte dentro de una Europa fuerte y más independiente de Estados Unidos. Una ruptura con el pasado para este acérrimo atlantista.
Dedicar más recursos a la Defensa y hablar de ampliar la disuasión nuclear de Francia, las palabras del democristiano alemán seguro que atraen al presidente francés, Emmanuel Macron.
"Sí, parece prometedor, y es una buena noticia porque no podría ser peor que entre Macron y Scholz (el anterior canciller), que no se llevaban nada bien. Así que creo que con Merz, que también ha dicho que se va a centrar más en las relaciones internacionales y los asuntos europeos, vamos a ver una renovación franco-alemana", explica Sophie Pornschlegel, directora adjunta del 'think-tank' Europa de Jacques Delors.
Sin embargo, está por ver si París y Berlín se ponen de acuerdo en proyectos conjuntos o si el objetivo es promover la industria nacional. "La cuestión serán, por supuesto, los detalles, y habrá que ver si Francia renuncia a ser muy franco-sa y hace realmente algo europeo, y también ver si Alemania puede realmente desprenderse de su tradición transatlántica, que sigue siendo muy fuerte, sobre todo entre los conservadores", añade Sophie Pornschlegel.
Relanzar el triángulo de Weimar
Después de París, Friedrich Merz fue a Varsovia. Una vez más, el gesto fue impactante. Polonia es el país de la UE que dedica la mayor parte de su presupuesto a Defensa. Este es un punto en el que los dos dirigentes, que proceden de la misma familia política, pueden acercar posturas.
"Polonia es un socio menos obvio, creo, para Merz, pero él sabe, entiende, creo, muy bien que no basta con que Francia y Alemania lideren Europa, que la situación es diferente, que Europa es distinta de lo que era en el pasado, y que Polonia también es necesaria como parte de este núcleo europeo", afirma Piotr Buras, director de la oficina en Varsovia del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR).
"El hecho de que venga a Polonia el primer día de su mandato como canciller es, por supuesto, una señal de este mayor interés en esta relación bilateral, y creo que considerará a Polonia como un socio importante al mismo nivel que Francia y el triángulo de Weimar", añade.
El triángulo de Weimar es un foro de cooperación creado en 1991 entre Francia, Alemania y Polonia en un momento en que Europa estaba en plena reorganización tras la caída del Muro de Berlín. Pero para Piotr Buras, relanzar la maquinaria europea a través de este trío es demasiado simplista.
"Creo que Merz considera a Francia y Polonia, quizá no como socios iguales, sino como socios realmente importantes para Alemania, pero sabe que las coaliciones de voluntarios, que darán forma al futuro de Europa, deben ser más importantes que eso", opina. La agenda de Friedrich Merz subraya su deseo de trabajar a nivel de la UE, ya que el viernes se reunirá con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y con el presidente del Consejo Europeo, António Costa.