La próxima ronda de sanciones de la UE contra Rusia, la decimoctava, se centrará en los bancos, su flota de petroleros no registrados y los gasoductos Nord Stream, según ha declarado la presidenta de la Comisión.
La Unión Europea prepara una nueva ronda de sanciones que afectará a los sectores energético y financiero rusos, según ha declarado Ursula Von der Leyen, cuya Comisión pretende presionar a Vladímir Putin para que acepte un alto el fuego incondicional de 30 días en Ucrania mientras se suceden las negociaciones entre las partes beligerantes en Turquía.
La presidenta ha señalado la negativa de Putin a reunirse con Volodímir Zelenski en Estambul -pese a que el ruso propuso inicialmente la reunión- como motivo para implementar un nuevo golpe a la economía moscovita. "El presidente Zelenski estaba dispuesto a reunirse; el presidente Putin nunca apareció. Y esto demuestra la verdadera creencia de Putin: no quiere la paz", ha dicho Von der Leyen este viernes por la mañana durante su llegada a una cumbre de líderes europeos en Albania. "Queremos la paz. Y, por tanto, tenemos que aumentar la presión sobre el presidente Putin hasta que esté dispuesto a alcanzarla".
Según Von der Leyen, el próximo paquete de sanciones de la UE dispara contra los bancos de Moscú, muchos de los cuales ya están sometidos a prohibiciones, y contra los gasoductos Nord Stream I y II, los cuales enviaban gas desde Rusia a Europa a través del Báltico y que actualmente no están operativos. Un portavoz de la Comisión ha dicho que las sanciones al canal energético ayudarán a "disuadir el interés de los inversores en proseguir cualquier actividad" en el controvertido proyecto, impulsado por Angela Merkel durante sus mandatos como canciller alemana. Bruselas también intentará rebajar el tope de precios al crudo ruso que el G7 y Australia impusieron a finales de diciembre de 2022.
Este tope prohíbe a las empresas occidentales prestar servicios a los petroleros rusos como seguros, financiación o abanderamiento, ni que vendan crudo por encima de 60 dólares (53,59 euros) por barril. El tope se ha mantenido intacto desde su aprobación, a pesar de las fuertes fluctuaciones del comercio ruso. A principios de este año, los Estados nórdicos y bálticos han presionado para que se revise esta iniciativa con el fin de rebajar el precio y reducir los beneficios energéticos del Kremlin. Von der Leyen no ha especificado a qué nivel debería fijarse el tope.
Dada la participación original del G7, el cambio requerirá la bendición de la Casa Blanca, que hasta ahora se ha abstenido de imponer nuevas sanciones contra el Kremlin. Un portavoz ha señalado que la Comisión "tenderá la mano" a Washington para garantizar una "acción coordinada" a nivel internacional.
La 'flota fantasma' de petroleros, en el punto de mira del paquete de sanciones
Para eludir el límite de precios del G7, Moscú ha desplegado su conocida como 'flota en la sombra' de petroleros viejos, que utilizan estructuras de propiedad y seguros desconocidas para pasar desapercibidos y eludir las sanciones. La flota ha sido acusada de prácticas engañosas como transmitir datos falsificados, apagar sus transpondedores para hacerse invisibles y realizar múltiples trasbordos de barco a barco para ocultar el origen de sus barriles. El Gobierno estonio denunció ayer que un caza ruso sobrevoló a una patrulla de su Marina cuando estos se preparaban para abordar uno de estos petroleros fantasma.
Los buques también son objeto de intenso escrutinio por participar en sabotajes contra las infraestructuras críticas europeas. La UE ha incluido hasta ahora en una lista negra más de 350 buques pertenecientes a la 'flota fantasma' y está dispuesta a ampliar este catálogo en las próximas semanas. "Estas sanciones están haciendo mella. Los ingresos de Rusia por petróleo y gas han caído casi un 80% en comparación con antes de la guerra. El déficit de Rusia está por las nubes. Sus tipos de interés son prohibitivos. La inflación va en aumento, muy por encima del 10%", ha declarado Von der Leyen desde Tirana, la capital albanesa, en una reunión donde también ha estado presente Volodímir Zelenski. "Estamos dispuestos a hacer más para llevar al presidente Putin a la mesa de negociaciones".
Las declaraciones de la presidenta de la Comisión se producen dos días después de que los embajadores de la UE aprobasen el 17º paquete de sanciones, de alcance limitado y sin restricciones contundentes para los sectores económicos rusos. El paquete llevaba más de un mes en preparación y no guarda relación con los recientes acontecimientos diplomáticos. La conocida como "coalición de voluntarios" -una alianza de países occidentales al margen de la UE para acelerar el apoyo a Ucrania- fijó inicialmente el lunes como fecha límite para que Rusia aceptara un alto el fuego temporal en Ucrania, pero el día llegó y pasó sin repercusiones inmediatas.
Mientras tanto en Washington, el senador Lindsey Graham, republicano pro-Ucrania, está recogiendo firmas bipartidistas para un nuevo plan destinado a imponer aranceles del 500% a los productos de cualquier país que compre petróleo, gas y uranio a Rusia. De aplicarse, la medida podría golpear duramente a algunas naciones europeas que siguen dependiendo de Moscú. En Bruselas, la posibilidad de aumentar los aranceles a las exportaciones rusas está ganando fuerza, ya que la política comercial requiere mayoría cualificada -y no unanimidad- para ser aprobada, lo que significa que no se aplicarían los vetos individuales de países como Hungría y Eslovaquia.