Tras veinte meses y treinta países visitados, el buque escuela de la Marina italiana regresa a Italia con la Vuelta al Mediterráneo. El comandante Lai, a 'Euronews': "Revivo las emociones de cuando era cadete".
Subir a bordo del barco más bello del mundo, el Amerigo Vespucci, puede ser emocionante para quienes han hecho del mar su vida y mucho más. Hacerlo en "casa", en el puerto de Civitavecchia, tras la vuelta almundo iniciada el 1 de julio de 2023, lo es aún más.
Para concluir la travesía iniciada hace unos dos años desde Génova, el Ministerio de Defensa ha decidido organizar la Vuelta al Mediterráneo: un viaje en 18 etapas por los principales puertos italianos desde Trieste hasta Génova, tocando también Durres, en Albania, y La Valeta, en Malta, para compartir con el público el éxito de la vuelta al mundo.
La gira finalizará en Génova con motivo del Festival de la Marina, el 10 de junio. Como en la vuelta al mundo, también en la del Mediterráneo el buque es el eje del Italy Village, una exposición inmersiva e itinerante instalada en los puertos visitados, que habla de la misión, de la excelencia italiana y de la fuerza del mar como símbolo de unión. Con motivo de la 16ª escala, hasta el 3 de junio, el Vespucci estará en Civitavecchia, en el Molo del Bicchiere, antes de navegar hacia Livorno y Génova.
El singular buque escuela Vespucci
Como primera escala italiana, el buque regresó en marzo a Trieste, acogido por una versión especial de la regata Barcolana y el vuelo de los Frecce Tricolori. En algunas rutas, entre Brindisi y Reggio Calabria y de Livorno a Génova, el Vespucci embarcó a cadetes de la Primera Clase de la Academia Naval para parte de su campaña de formación. También iban a bordo marineros muy jóvenes, de entre 12 y 17 años, seleccionados gracias a una colaboración con la Federación Italiana de Vela. Una oportunidad única de vivir el mar como protagonistas, navegando en uno de los buques más fascinantes de la historia.
Una experiencia que el capitánGiuseppe Lai conoce bien. Antes de comandar el Vespucci en su segunda vuelta al mundo, había navegado en él como estudiante. "En la Academia Naval, la campaña en el Vespucci se hace al final del primer año", explica a Euronews. "Para mí, como para todos mis compañeros, era la primera vez que subíamos a un barco y vivíamos la vida a bordo. Volver allí como capitán te hace revivir algunas de las mismas emociones, porque es un barco que ha permanecido cristalizado en su estética, casi idéntico a cuando fue botado. Ver hoy a los aprendices a bordo me ha hecho retroceder en el tiempo, y es un fuerte incentivo para transmitirles esas lecciones que cada uno de nosotros ha absorbido en su carrera".
La vuelta al mundo de la nave Vespucci
La Vuelta al Mediterráneo se creó para compartir la experiencia de la "Vuelta al Mundo - Aldea Italia", un largo viaje que llevó al Vespucci a treinta países en veinte meses, con más de 400.000 visitantes a bordo. Un itinerario que combinaba formación, diplomacia, cultura y promoción del Made in Italy. En cada escala, el buque no era sólo una presencia marítima, sino una auténtica embajada flotante.
"Una vuelta al mundo a bordo del Vespucci es probablemente la experiencia más hermosa que puede vivir un comandante de la Armada", prosigue Lai. En sus 94 años de historia, el buque sólo ha dado la vuelta al mundo dos veces. Es una hazaña única y un enorme privilegio: permite descubrir otras culturas y, al mismo tiempo, dar a conocer Italia al mundo".
La Aldea de Italia se ha adaptado a cada puerto, acogiendo a delegaciones, escuelas, familias, curiosos y aficionados. Una forma de contar Italia desde un puente de madera y acero, suspendido entre la tradición y la innovación.
"La Nave Vespucci despierta siempre un gran entusiasmo y participación", concluye Lai. Para el capitán, el éxito de la Vuelta al Mediterráneo, así como el de la vuelta al mundo, era en parte esperado: la comunicación ayudó mucho a dar a conocer la iniciativa, pero el éxito sigue repitiéndose en todos los puertos que tocamos".
Historia y mito del Vespucci
Construido en 1930 en los astilleros Regio Cantiere Navale di Castellammare di Stabia y botado en febrero de 1931, el Vespucci entró en servicio en la Regia Marina unos meses más tarde. Desde entonces, ha atravesado décadas de historia sin perder nunca su misión: formar oficiales de la Marina y representar a Italia en el mundo. Su lema, grabado en la popa, es ya proverbial: "No empieza el que empieza, sino el que persevera". Palabras que encapsulan el espíritu del Vespucci, un buque construido para enseñar paciencia, disciplina y amor al mar.
Con 101 metros de eslora y más de 15 metros de manga, tres mástiles y 2.635 metros cuadrados de velas, el Vespucci es una obra maestra de elegancia y técnica. El casco es de acero, las cubiertas de teca y los interiores de maderas preciosas. En 2016 se completó una importante modernización, equipándolo con un nuevo sistema de propulsión diésel-eléctrico. Sin embargo, siempre que es posible, es el viento el que lo propulsa. A sus 94 años, es la unidad más longeva de la Marina italiana. Y a pesar de sus años, sigue encantando allá donde aterriza. Porque el encanto del Vespucci nunca decae.