El trágico caso de una madre que murió apuñalada en una calle de Rumanía a principios de 2024 anunció los crecientes niveles de violencia doméstica que se observan ahora en toda Europa.
En febrero de 2024, Teodora Marcu, madre embarazada de 23 años, fue asesinada a tiros delante de su hija de tres años y otros niños en una calle de Rumanía por su expareja.
El asesino, Robert Lupu, de 49 años, tenía un historial documentado de malos tratos: Marcu había presentado múltiples denuncias contra él. Murió en la acera, sola y sin ser escuchada, aunque había "gritado" en vano sobre el problema durante meses.
La historia de Marcu no es una excepción: es un brutal recordatorio de una crisis que no conoce fronteras. En toda Europa, la violencia de génerosigue cobrándose vidas y arruinando futuros. A pesar de años de campañas de sensibilización, esfuerzos legislativos y movimientos de protesta, los datos recientes muestran que la violencia de género sigue siendo obstinadamente omnipresente mucho más brutal.
Alemania: un hito sombrío
En Alemania, las nuevas cifras publicadas en junio de 2024 por la Oficina Federal de Policía Criminal marcan un inquietante hito: 256.276 personas fueron víctimas de violencia doméstica el año pasado, un 6,5% más que en 2022. De ellas, el 70,5% fueron mujeres, y en los casos de violencia en la pareja, casi cuatro de cada cinco víctimas fueron mujeres. Lo más escalofriante: 155 mujeres fueron asesinadas por sus parejas actuales o anteriores en 2023.
A pesar de los sólidos marcos legales alemanes, los datos señalan un fallo sistémico. "El aumento de las cifras significa que cada vez hay más mujeres que dan un paso al frente", explica una portavoz de un centro de crisis con sede en Berlín. "Pero también significa que no estamos deteniendo la violencia. Sólo la estamos contando".
Grecia: muchas cifras, mucho en juego
En Grecia, los datos de la Policía para 2023 muestran que el número de incidentes de violencia doméstica se mantuvo casi sin cambios desde 2022, pero sigue siendo el doble de la cifra registrada en 2020. De las 9.886 mujeres que aron con la Policía, la gran mayoría mantenía relaciones con su agresor. El 59,6% de los incidentes se produjeron en el seno de parejas sentimentales, el 29,7% de los agresores eran cónyuges y el 13,8% convivientes.
En Grecia también se produjeron 12 feminicidios, la mayoría cometidos por un familiar varón. En 2023 se puso en marcha una aplicación digital de "botón del pánico" para ayudar a las mujeres a alertar discretamente a la Policía durante episodios violentos. En 2024, la aplicación se extendió a todo el país y se abrió a las víctimas masculinas. Sigue siendo una incógnita si los tiempos de respuesta de la Policía y el seguimiento se corresponden con la urgencia.
Portugal: aumento de las peticiones de ayuda
En Portugal, la violencia de género también va en aumento, al menos en términos de concienciación. De 2021 a 2024, el número de víctimas que solicitaron ayuda a la Asociación Portuguesa de Apoyo a las Víctimas (APAV) aumentó un 29,3%, hasta un total de 43.110 casos. Los expertos atribuyen el aumento a una mayor cobertura mediática de la violencia -especialmente de guerras y conflictos- y a los efectos persistentes de los encierros pandémicos, que intensificaron las tensiones domésticas y aislaron a las víctimas.
"Ahora la gente es más consciente de los malos tratos", explica un asesor de la APAV. "Pero aún queda mucho para que se sientan plenamente protegidos".
España: menos denuncias, más condenas
España presenta un panorama complejo. En 2024 se registraron 34.684 mujeres víctimas de violencia de género, un 5,2% menos que el año anterior. Sin embargo, paradójicamente, el número de maltratadores condenados se disparó hasta los 39.056, la cifra más alta desde 2015.
Las relaciones entre víctimas y maltratadores eran variadas: El 39,9% eran parejas o exparejas, el 37,8% (ex)novias y el 21,4% (ex)cónyuges. Los juzgados especializados en violencia de género de España y los movimientos de defensa de los derechos de larga data pueden explicar el aumento de las condenas. Pero las activistas advierten que menos casos denunciados no significan necesariamente menos violencia, sino menos mujeres que denuncian.
Bulgaria: protestas, no avances
En Bulgaria, la violencia de género sigue siendo un problema poco denunciado y mal tratado. Un caso ocurrido en 2023 conmocionó a la nación cuando una joven de 18 años llamada Débora fue apuñalada con una cuchilla de afeitar por su ex novio. Sobrevivió, pero acabó con 400 puntos de sutura y su larga melena rapada.
El caso desencadenó protestas masivas y renovados llamamientos a una reforma legislativa. Las leyes búlgaras excluyen desde hace tiempo la protección de las víctimas que no viven con su agresor, y doce de las regiones del país carecen de centros de acogida para casos de crisis.
Los activistas señalan la no ratificación por el país del Convenio de Estambul, un tratado internacional diseñado para combatir la violencia contra las mujeres, como una de las causas fundamentales de la desatención sistémica.
"Las leyes están redactadas para una versión de los malos tratos que apenas refleja la vida real", afirmó una manifestante en Sofía. "Estamos enterrando mujeres cada año mientras los políticos debaten definiciones".
A pesar de las diferencias en los marcos jurídicos y en las respuestas públicas, la conclusión es clara: la violencia de género en Europa sigue siendo una epidemia persistente y mortal. Aunque la sensibilización y las denuncias están mejorando en algunos países, las lagunas en la aplicación de la ley, la protección jurídica y el apoyo a las supervivientes siguen poniendo vidas en peligro.
Debora, de Bulgaria, es "afortunada" porque está viva. Pero desde hace dos años se ve obligada a enfrentarse a su violador en los tribunales, ya que el caso aún no está cerrado. Incluso estuvo un tiempo en libertad, antes de volver a ser detenido.
La rumana Teodora Marcu ha muerto. Y mientras sigue habiendo protestas, decenas de mujeres y hombres siguen siendo maltratados a diario por sus parejas. Algunos prefieren callar, otros lo gritan, pero algunos siguen siendo víctimas.