Un nuevo estudio compartido en exclusiva con 'Euronews Next' muestra que los ciudadanos ses, alemanes, británicos, italianos y españoles no ven con buenos ojos tecnologías como la inteligencia artificial, pese a que los empresarios tienen la percepción opuesta.
La confianza del público europeo en los empresarios tecnológicos está disminuyendo, según un nuevo estudio, a pesar de que este sector mantiene una percepción distorsionada al respecto. Menos de la mitad de los encuestados (46%) en cinco países del continente se mostraron favorables al uso de nuevas tecnologías por parte de las empresas. Sin embargo, el 79% de las empresas sí creen que el público confía en estas, según un nuevo estudio compartido en primicia con Euronews Next el miércoles.
La encuesta, realizada por la empresa de investigación Opinium y publicada por la consultora tecnológica Hotwire Global, muestra que el público es un 20% menos optimista que los empresarios respecto a las tecnologías de vanguardia. "Sin la confianza del público, no importa lo buenas que sean las tecnologías si nadie va a utilizarlas", declara a 'Euronews Next' Chris Holmes, miembro de la Cámara de los Lores de Reino Unido. "De la investigación se desprende claramente que la confianza del público es esencial si queremos optimizar las oportunidades y capacitar a las personas frente a los riesgos de las nuevas tecnologías", añade Holmes, que no participó en la encuesta, pero cuyo tema central en este mandato político británico son las tecnologías digitales para el bien público.
En la encuesta se entrevistó a 8.000 ciudadanos y 740 directivos de empresas de Reino Unido, Francia, España, Italia y Alemania sobre 15 tecnologías de vanguardia diferentes, entre las que se incluyen la inteligencia artificial, la robótica y la nube. Las conclusiones de la encuesta muestran que los países mantienen porcentajes parecidos respecto a la percepción de las empresas y el público. Los ciudadanos ses y alemanes son los que tienen una opinión más negativa de las empresas que utilizan tecnología punta, mientras que Reino Unido se sitúa en tercer lugar por muy poco. Les siguen Italia y España, cuyos ciudadanos se sienten ligeramente más seguros que los de los demás países.
Sin embargo, las estadísticas dibujan un panorama en el que ningún país confía plenamente en el despliegue de estas tecnologías por parte de las empresas. "No es de extrañar que la mayoría, no sólo los líderes tecnológicos sino también los empresariales, se muestren entusiasmados con las tecnologías de vanguardia y digan: 'Quiero emplearlas, puedo crear eficiencias, etcétera'", afirma Ute Hildebrandt, directora europea de Hotwire. "Lo interesante es ver cuál creen que es la visión del público y si creen que está tan entusiasmado como ellos, y vemos aquí que no es así", explica a 'Euronews Next'.
La protección de datos, el clima y los riesgos del empleo, entre las preocupaciones de los europeos
El estudio concluye que más de la mitad de la población en general se declara preocupada por el impacto de estas tecnologías en el mercado laboral, la riqueza y la igualdad. "En un momento en el que el papel de las empresas en la sociedad está sometido a un minucioso escrutinio, existe un riesgo significativo de que las empresas se desvinculen del sentir de la opinión pública en lo que respecta al uso de la tecnología para alcanzar objetivos comerciales", afirma Hildebrandt. Para ella, es vital que las empresas comuniquen bien qué supone esta tecnología y sus objetivos. "Se trata de ser transparentes en la comunicación y también de actuar en lugar de limitarse a hablar. Tenemos que mostrar cuál es nuestra historia, ser abiertos, interactuar con el público, entender que tenemos actores interesados más allá de nuestros inversores y también de actuar", aconseja a las empresas.
Sin embargo, en un momento en el que se ha demostrado que las empresas tecnológicas venden datos de los s, como ocurrió tras el escándalo de Cambridge Analytica de Facebook, los s también deben ser cautelosos e informarse sobre estas cuestiones, dice Holmes. Pero el político se muestra optimista para que surjan nuevos modelos tecnológicos, como BlueSky, que da más control a los s. "Estamos viendo el auge de estas tecnologías descentralizadas, especialmente en, yo diría, un público más joven y conocedor de la tecnología", afirma.
Además de que el público en general esté mejor educado en tecnología, Holmes dice que no se trata solo de si debemos confiar en las empresas tecnológicas o no, sino que los reguladores también deben desempeñar un papel para garantizar que esta sea segura y que los s estén protegidos. A pesar de que la UE está aplicando su Ley de Inteligencia Artificial, Holmes cree que es demasiado pronto para que tenga un impacto significativo en la confianza del público respecto a la IA, ya que sus primeras disposiciones no entraron en vigor hasta principios de febrero.
Sin embargo, para los ciudadanos de la Unión Europea, la Ley de Inteligencia Artificial probablemente les resulte "algo distante de su vida cotidiana", dice el británico, añadiendo que es necesario que se produzca ese acercamiento y esa conexión entre la ley. "No cabe duda de que la UE fue la primera en legislar sobre la IA. Pero lo que sigue faltando en la jurisdicción es esa conexión con el público", opina Holmes.
El estudio también revela que solo el 24% del público confía en las empresas que utilizan tecnologías de vanguardia sin explicar por qué ni cómo. La confianza en los jefes tecnológicos también está bajo mínimos entre el público europeo y, sin embargo, los empresarios consideran a los emprendedores tecnológicos como la fuente de información más fiable en lo que respecta a las tecnologías de vanguardia.
En cambio, el público europeo en general es el que más confía en los científicos e investigadores. "La voz de todo el mundo debe poder oírse en este debate. La tecnología es demasiado importante para dejarla en manos de los amigos de este sector", dice Holmes. "En última instancia son nuestros datos y nuestras decisiones: si lo hacemos bien puede ser muy positivo. Nuestro futuro digital debe ser dirigido por el ser humano", añade.