Voluntarios en Rusia han patrullado una carretera a las afueras de San Petersburgo en busca de ranas y sapos, no precisamente para encontrar al príncipe, o princesa, de sus sueños, sino para salvar a estos anfibios de morir atropellados.
Los animales se dirigen a través del asfalto hacia sus lugares de desove. Los voluntarios los recogen y los llevan al césped, donde no serán atropellados por los coches. Normalmente, no hay muchos vehículos en esta sección particular de la carretera en la reserva natural del Pantano de Sestroretsk. Sin embargo, el tráfico, relativamente lento, ha matado hasta 1.000 sapos, según el Instituto Zoológico de San Petersburgo.
Estas personas han estado ayudando a transportar sapos y ranas a través de la carretera desde 2016. Dependiendo de las condiciones climáticas, este trabajo comienza a mediados de abril y continúa durante uno o dos meses, con más de 700 voluntarios participando cada año.