La misteriosa financiación de la Fundación Humanitaria para Gaza está suscitando interrogantes en Israel, en medio del secretismo oficial y las acusaciones de los opositores, en un momento en que la crisis humanitaria en Gaza se agrava y los nuevos planes no logran contener la hambruna.
La recientemente creada Fundación Humanitaria de Gaza, que supervisa la distribución de ayuda en la Franja de Gaza, está suscitando dudas en Israel sobre quién financia sus operaciones, a falta de transparencia sobre sus fuentes de financiación o mecanismos de trabajo.
A pesar del apoyo declarado a la fundación por parte de partidos estadounidenses e israelíes, su identidad y el modo en que se gestiona están envueltos en misterio, lo que ha llevado al diario israelí 'Haaretz' a describir el expediente como "un misterio que desconcierta a las principales empresas de marketing de Israel". Las operaciones de la fundación se estiman en decenas de millones de dólares.
Las operaciones de la fundación se estiman en decenas de millones de dólares al mes, y las fotos de ayuda distribuidas recientemente indican que su contenido procede de empresas israelíes, lo que refuerza las sospechas de financiación gubernamental directa o indirecta.
Según el periódico, la iniciativa está gestionada por la Gaza Humanitarian Foundation (GHF), una empresa estadounidense registrada en Ginebra (Suiza), y las operaciones logísticas se llevan a cabo a través de la empresa estadounidense SafeReach Solutions (SRS). Sin embargo, fuentes israelíes confirmaron que no habían podido comunicarse con la empresa estadounidense, mientras que un ejecutivo de una importante empresa israelí declaró que los representantes de la GHF habían expresado su intención de confiar a su empresa la gestión de la distribución de alimentos a Gaza, pero que no disponían de la financiación necesaria para empezar.
La GHF estima el coste por comida en 1,30 dólares y pretende alimentar a 1,2 millones de personas, con lo que el valor mensual del proyecto ascendería a unos 143 millones de dólares. Los costes incluyen suministros alimentarios, materiales de higiene, suministros médicos, así como costes de embalaje y transporte, lo que hace que el valor real sea mucho mayor, según el periódico.
Silencio oficial
Por otra parte, los ministerios israelíes de Defensa y Finanzas, además de el Departamento de Estado de EE.UU., se negaron a revelar cualquier información relativa a la financiación del proyecto, o a proporcionar garantías financieras para cubrir la ayuda, lo que ahondó las dudas en los círculos políticos israelíes.
Avigdor Lieberman, líder del partido Yisrael Beiteinu y exministro de Defensa, fue más allá y afirmó en un post de la plataforma X que "el dinero de la ayuda procede del Mossad y del Ministerio de Defensa israelí", acusando al Gobierno de financiar la ayuda a costa de los ciudadanos.
En declaraciones a 'Haaretz', Lieberman dijo: "No tengo pruebas contundentes, pero conozco bien estos sistemas. Parece claro que Israel, o sus afiliados, impulsaron este proyecto, utilizando entidades registradas en el extranjero para encubrir su papel directo", declaró Lieberman a 'Haaretz'.
"Israel está financiando ayuda que antes cubrían actores internacionales", afirmó Lieberman, en lo que describió como un "procedimiento desordenado y poco profesional", cuestionando el verdadero propósito de excluir a la ONU y a las organizaciones internacionales de ayuda del proceso.
Fracaso sobre el terreno y hambruna continua
Sobre el terreno, los indicios del fracaso del nuevo modelo israelí de distribución de ayuda han aumentado a medida que se agrava la crisis humanitaria en la Franja de Gaza. Un centro de distribución de ayuda en el sur de la Franja de Gaza fue testigo de una estampida masiva de residentes hambrientos, que llevó al Ejército israelí a abrir fuego contra la multitud, hiriendo a varias personas, según la oficina de prensa del Gobierno de Gaza.
La Fundación Humanitaria de Gaza se creó en febrero de 2025, declarando que su objetivo era "aliviar el hambre en Gaza" y garantizar al mismo tiempo que "la ayuda no caiga en manos de Hamás", y comenzó sus actividades sobre el terreno en mayo.
Según un informe anterior del 'New York Times', la idea de ceder la gestión de la ayuda a empresas civiles no supervisadas surgió de círculos israelíes, en un esfuerzo por eludir los canales de la ONU y confiar en organizaciones que no exigen transparencia financiera.