Las personas mayores que se jubilaron en el extranjero tenían más probabilidades de encontrar sus círculos sociales deslucidos en comparación con los que se quedaron en casa, pero sus relaciones más estrechas eran igual de satisfactorias.
Las personas que se jubilan en el extranjero se sienten más solas que las que viven sus años dorados en sus países de origen, según sugiere un nuevo estudio neerlandés. Trasladarse a otro país a una edad avanzada puede ser atractivo por muchas razones: mejor calidad de vida, menor coste de la vida o simplemente disfrutar del sol todo el año. Pero también puede significar enfrentarse a un nuevo sistema burocrático, a un nuevo idioma y a la necesidad de construir una vida social desde cero.
Esto puede pasar factura y tener consecuencias para la salud. Las personas mayores son especialmente vulnerables a la soledad y el aislamiento social, que aumentan el riesgo de depresión, cardiopatías y deterioro cognitivo.
"Emigrar al extranjero en torno a la edad de jubilación puede parecer divertido. Pero también es importante tener en cuenta, antes de mudarse, el impacto que emigrar puede tener en tu vida", explica a 'Euronews Health' Esma Betül Savaş, autora principal del nuevo estudio e investigadora del Instituto Demográfico Interdisciplinario de los Países Bajos.
Cambiar de país después de los 50 años
El análisis, publicado en la revista 'Psychology and Aging', analizó dos tipos de soledad: la soledad social, que se debe a la falta de una red social o sentido de comunidad, y la soledad emocional, por no tener vínculos íntimos, como puede ser una pareja.
En el estudio participaron unos 5.000 neerlandeses de 65 años o más que se habían trasladado a otro país después de los 50, así como unos 1.300 jubilados neerlandeses que vivían en Países Bajos.
Las personas que se jubilaron en el extranjero tenían más probabilidades de sentirse solas socialmente que las que se quedaron en Países Bajos, pero no corrían mayor riesgo de soledad emocional, según el estudio. "Se sienten satisfechos pero su red social más amplia se interrumpe. Vemos que no están satisfechos con su red social ahora en el país de destino, más que los no emigrantes", explica Savaş.
Hablar el idioma es esencial para reforzar el sentimiento de pertenencia
Esto parece ser el resultado de lo fuertes que eran sus lazos en los Países Bajos y de lo bien que se adaptaron a su patria adoptiva. Por ejemplo, los inmigrantes que habían perdido el o con sus hijos o buenos amigos en los Países Bajos se sentían más solos. En cambio, los que tenían un sentimiento de pertenencia a su nuevo hogar y estaban en o con sus vecinos tenían menos probabilidades de sentirse solos.
"Sabemos que al trasladarse a un nuevo país, sobre todo a una edad avanzada, no todos conocen el idioma de destino", dijo. "Es posible que establezcan una red de os, pero puede que no sea tan sólida como la que han construido a lo largo de los años" en su país.
Comprender la soledad
Los nuevos hallazgos subrayan que la soledad es algo más que la falta de conexiones sociales. También tiene que ver con la solidez de las relaciones de las personas, dijo Savaş. En otras palabras, es más calidad que cantidad. Según el estudio, los jubilados que se trasladaron al extranjero tenían más probabilidades de tener pareja que los que se quedaron en Países Bajos.
También solían tener mejor salud y más recursos económicos, factores que pueden proteger contra la soledad. Esto hace que los nuevos resultados sean más sorprendentes. También podría influir quién decide trasladarse al extranjero para jubilarse, y a qué distancia lo hace.
Las personas que se jubilan en el extranjero tienen más probabilidades de ser aventureras y de identificarse con la cultura hippie que las que se quedan en Países Bajos, según investigaciones anteriores del mismo equipo. Los neerlandeses solteros también son más propensos a jubilarse en países como Tailandia y Filipinas.
Dar el paso de jubilarse al extranjero con la pareja
En el nuevo estudio, las personas mayores que se trasladaron más lejos de los Países Bajos tenían más probabilidades de sentirse emocionalmente solas, lo que podría reflejar esa falta de pareja, señaló Savaş.
En última instancia, Savaş afirma que las personas mayores que estén pensando en trasladarse al extranjero -ya sea desde los Países Bajos, Grecia o cualquier otro lugar- deberían intentar mantenerse en o con sus amigos y familiares de toda la vida mientras establecen vínculos más profundos en su nuevo hogar. Tampoco está de más dar el paso con la pareja. Según Savaş, la soledad no consiste sólo en estar soltero o tener una agenda social vacía. Se trata de un desajuste entre las relaciones que queremos y las que tenemos. "Al fin y al cabo, se trata de expectativas", concluye Esma Betül Savaş, investigadora y autora principal del nuevo estudio publicado en Países Bajos.