La familia había regresado durante una tregua en enero, con la esperanza de que su viaje hubiera terminado después de meses de huida. La casa estaba dañada, pero ofrecía refugio, privacidad y una sensación de normalidad.
El 18 de marzo, la tregua terminó con un fuerte bombardeo, las entregas de agua se detuvieron y los bombardeos se intensificaron. Se trasladaron a Manshiya, cerca de Beit Lahiya, donde se reunió toda la familia extendida.
Pronto siguieron los ataques israelíes. Un familiar fue asesinado. Sin transporte ni dinero, esperaron. Finalmente, llegaron a la ciudad de Gaza, limpiaron los escombros y levantaron tiendas de campaña. Ahora, en su nuevo refugio, el miedo y el hambre siguen siendo constantes mientras continúan los bombardeos.