Según los investigadores que han realizado el estudio, incluso una pequeña disminución de la velocidad del viento podría repercutir en la producción de energía en el continente europeo.
El cambio climático está haciendo que haya menos viento durante los veranos europeos, según un nuevo estudio. El continuo calentamiento de la Tierra y de la troposfera, la capa de la atmósfera más cercana a la superficie terrestre, está agravando este fenómeno.
Según el informe publicado en la revista 'Environmental Research Letters' de la Universidad de Illinois Urbana-Champaign, se prevé que la disminución de la velocidad del viento sea inferior al 5% entre 2021 y 2050. El mismo proceso se registra en regiones septentrionales de latitud media como Norteamérica.
Así, pequeñas disminuciones de la velocidad del viento podrían tener una repercusión en la capacidad del Viejo Continente para generar energía, ya que Europa depende cada vez más de fuentes renovables.
La velocidad del viento puede ser difícil de medir
En el verano y el otoño de 2021, Europa experimentó lo que se conoce como 'sequía eólica', un proceso en el que la velocidad del viento se situó en torno a un 15% por debajo de la media anual.
En el Reino Unido, esta 'sequía' produjo uno de los periodos con menos viento de los últimos 60 años, lo que provocó un drástico descenso de la producción de energía eólica. Esto obligó a las autoridades a volver a poner en marcha dos centrales de carbón que habían sido cerradas, para tratar de compensar el déficit energético.
Sin embargo, los investigadores no se ponen de acuerdo sobre lo que este tipo de acontecimientos significan para el futuro. La velocidad del viento puede ser difícil de medir y a menudo se ve influida por la topografía del terreno o los edificios circundantes. Incluso los conjuntos de datos más completos no son muy buenos para captar los extremos. Además, este ha sido durante mucho tiempo un campo de investigación descuidado.
A pesar de los datos contradictorios, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático prevé un descenso de la fuerza del viento en las próximas décadas. De aquí al año 2100, la velocidad media anual de los vientos podría disminuir hasta un 10%.
Al utilizar datos más recientes, hacer menos hincapié en las mediciones históricas y ejecutar más tipos de simulaciones, el nuevo estudio constató un aumento de la denominada ventisca estival en Europa.
Esto coincide con otras investigaciones que sugieren que el impacto del calentamiento de nuestro planeta en la velocidad del viento global será estadísticamente significativo en la segunda mitad de este siglo.
¿Supondrá el descenso de la velocidad del viento un problema para las energías renovables?
Sin embargo, aún no está claro el impacto que el descenso de la velocidad del viento en Europa podría tener sobre las energías renovables a largo plazo. En 2024, la energía eólica representará el 17% del mix eléctrico de la UE y su capacidad seguirá aumentando. A pesar de la situación desigual de los nuevos proyectos en todo el bloque comunitario, con numerosos retrasos, sigue resultando más barata que las fuentes de energía fósiles como es el caso del gas natural.
Sin embargo, incluso un descenso del 5% en la velocidad del viento podría provocar importantes oscilaciones en la generación de energía eólica, según declaró a Bloomberg, Gan Zhang, investigador, científico del clima y profesor de la Universidad de Illinois Urbana-Champaign.
"El sistema energético representa un mercado marginal. Eso significa que si cambias el margen entre un 5% y un 10 %, la respuesta de los precios puede ser enorme", indicaba. Además, Zhang sugiere que las autoridades europeas puede tener que ser más creativas a la hora de generar energía renovable en el futuro para combatir los problemas que podría causar esta disminución de la velocidad del viento.